Murió la única condenada por corrupción del menemismo

María Julia Alsogaray falleció a los 74 años y por muchos es recordada como un emblema de los altos funcionarios enriquecidos durante los años 90 en la Argentina. Su deceso se produjo este domingo afectada por un cáncer de páncreas.

Portadora de un apellido muy conocido heredado de su padre Álvaro, -un férreo defensor del liberalismo económico y alto funcionario de los gobiernos militares y civiles que siguieron al derrocamiento de Perón-, cuando dejó el poder, en 1999, tenía un patrimonio que había alcanzado dimensiones prodigiosas.

Dos pisos y una casona en Recoleta -el barrio más caro de la ciudad de Buenos Aires-, un piso frente al Central Park de Nueva York, un Mercedes Benz, un todoterreno, cuentas bancarias en Argentina y Uruguay, una bóveda en Recoleta -el cementerio de los ricos-, y bienes de lujo como un pequeño bolígrafo valuado en 30.000 dólares.

La obscenidad inocultable de su enriquecimiento no le dejó escapatoria. Fue condenada en 2004, 2013 y 2014 en tres juicios que en total sumaron 11 años de cárcel. Estuvo en total 22 meses en una prisión común y otros 18 meses con arresto domiciliario. Perdió su casona en Recoleta y tuvo que devolver casi un millón de dólares al fisco.

Menem eligió a Alsogaray para liderar la privatización de grandes empresas públicas, como la telefónica ENTEL o el gigante siderúrgico Somisa, vendido a la multinacional argentina Techint. Pero su cargo más recordado fue el de secretaria de Medio Ambiente. Alsogaray prometió limpiar el Riachuelo, el río más contaminado de Buenos Aires, en 1.000 días. Gastó 35 millones de dólares y el día que se cumplió el plazo todo estaba peor que antes.

 

María Julia Alsogaray en 2014. (Foto Télam)

 

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