Dos hectáreas de cannabis sativa: autorizan al INTA a cultivar en el Alto Valle de Río Negro

Con un importante control que será coordinado por el Ministerio de Seguridad de la Nación, la delegación del INTA Alto Valle fue autorizada a llevar a cabo el primer cultivo de cannabis sativa con fines terapéuticos y experimentales de la Patagonia.

Así lo detalla el sitio lmcipoletti.com.ar, al respecto de un proyecto que se iniciará con dos hectáreas en la zona de la chacra denominada Guerrico y que tiene impulso a partir de de un acuerdo entre el Instituto Nacional de Tecnología Agropecuaria y la asociación civil de Río Negro Ciencia Sativa.

A través de la Ley 27350 que regula el uso medicinal de la planta y sus derivados, y de acuerdo a la resolución 59/2019 que el Estado Nacional aprobó en marzo pasado con las reglas que se deben cumplir para realizar cultivos de cannabis medicinal a gran escala, el emprendimiento liderado por el Inta será el segundo en su tipo en el país.

En febrero pasado, el gobierno de Jujuy, a través de la compañía ‘Cannabis Avatãra’, consiguió la autorización nacional para importar semillas e iniciar pruebas piloto en una finca de propiedad fiscal. El presidente de la firma es Gastón Morales, hijo del gobernador de esa provincia del norte argentino, Gerardo Morales.

 

La presentación oficial del proyecto en Cipolleti tendrá lugar el 22 de noviembre.

 

Alto Valle

La idea rionegrina se trata de una iniciativa totalmente pública. Mientras que el cultivo en Jujuy está a cargo de una empresa privada, lo del Alto Valle se convertirá en el primer trabajo conjunto entre una organización civil y una institución estatal.

Según describieron los profesionales del INTA, inicialmente se plantarán dos hectáreas, una parte a cielo abierto y otra en invernadero. Las compras de las semillas se harán a Colombia (de dos variedades) y a Estados Unidos (una variedad), y uno de los objetivos es alcanzar una cepa argentina propia a través del mejoramiento genético.

Mariana Amorosi, una de las coordinadoras del proyecto, especificó en diálogo con el citado medio rionegrino cuál es el objetivo de corto plazo: “Analizar cómo la planta se adaptará al clima de la zona y poder producir aceite”, anheló.

Desde el INTA prevén que para el otoño del año próximo todo esté en condiciones para comenzar con las germinaciones y plantaciones. Tres meses después podría tener lugar la primera cosecha.

 

Habrá un control exhaustivo de todo los movimientos y procesos en torno a las plantas.

 

Un asunto universitario

Según detalla LM Cipoletti, otra particularidad abarca el proyecto en el norte patagónico: la posible intervención de diversas facultades de la región.

“Hay que investigar desde la planta en sí misma hasta los protocolos de seguridad para producir un buen aceite. Son tantas las áreas a investigar que el INTA no puede solo con todo, y se necesita la participación de otras instituciones”, explicó Amorosi al respecto.

Actualmente el equipo de trabajo lo conforman tres investigadores del INTA Alto Valle, tres del Conicet de Bariloche y siete miembros de la asociación civil.

 

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