Cuarto día consecutivo de marchas y cacerolazos en Colombia

Colombia se ha sumado, desde el jueves pasado, a la ola de protestas que en las últimas semanas ha sacudido a diversos países de Sudamérica.

Las razones del estallido en el país cafetero son diversas, pero han confluido a la hora de canalizar el descontento con el gobierno de Iván Duque y la exigencia de diversas reformas para paliar carencias que se arrastran desde hace décadas.

Tras la masiva manifestación del jueves y las protestas que se replicaron un día después, Duque decidió sacar al Ejército a la calle y hubo una noche de viernes marcada por el toque de queda en la capital, Bogotá. Durante este último fin de semana se han realizado nuevos cacerolazos y protestas en todo el país.

Con más de 10 millones de votos, una cifra inédita, Duque fue elegido el presidente más joven en la historia reciente de Colombia. Su toma de posesión fue en agosto del año pasado, con 43 años recién cumplidos.

El congresista Mauricio Toro, como portavoz de la oposición política, resumió el descontento: “Salieron a las calles los trabajadores que exigen condiciones laborales y pensionales realmente equitativas para superar la brecha escandalosa de desigualdad que hay en Colombia”.

El llamamiento a la huelga nacional ejecutada esta semana provino de las centrales obreras. El Comando Nacional Unitario, que reúne a varias de estas organizaciones, convocó desde octubre a la movilización en contra de diversas medidas de Duque.

Colombia es un país muy desigual, y aunque la economía es una excepción en la región —creció el 3,3% en el tercer trimestre—, el desempleo ha aumentado hasta volver a la cifra simbólica de los dos dígitos.

Según relata el diario El País en un artículo al respecto, otro de los reclamos que se ha acumulado a lo largo del año tiene que ver con la actitud del Ejército colombiano en el retroceso en derechos humanos y el regreso de los asesinatos de civiles a manos de agentes del Estado. La muerte de ocho menores en un bombardeo contra disidentes de las FARC, que fue ocultado a la opinión pública; y el asesinato de Dimar Torres, excombatiente de la guerrilla, a manos de soldados; han empujado a muchos ciudadanos a las calles.

El movimiento universitario se ha mostrado como otro de los grandes frentes abiertos. Los estudiantes han estado en la calle durante prácticamente todo el mandato de Duque, y en varios momentos se han convertido en el motor en las protestas.

Este domingo en la Casa de Nariño –la sede de Gobierno–, Duque inició una serie de reuniones, primero con los alcaldes y gobernadores elegidos en los comicios del 27 de octubre y desde este lunes vía un encuentro con diferentes sectores de la sociedad civil.

Claudia López, la alcaldesa electa de Bogotá y opositora a Duque, apuntó que Colombia, y en particular los jóvenes, tienen demandas muy concretas en temas como educación y empleo que deben ser atendidas. “¿Un pacto para relegitimar al poder? No veo que esa sea la causa por la que esté marchando nadie hoy en Colombia. Al contrario, resolver las necesidades de los colombianos más humildes, profundamente rurales y excluidos, y de los jóvenes, y responder a sus expectativas, eso va a legitimar a las diferentes formas de poder en Colombia”, advirtió al final de la jornada de este 24 de noviembre.

 

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