Ámsterdam espera desconectarse del gas natural para 2050

El ayuntamiento de la capital holandesa puso en marcha un ambicioso plan de reconversión energética para cerrar, a mitad de siglo, en toda la ciudad, las cañerías del gas natural y convertir la zona en “libre de emisiones de CO2”.

Las autoridades del principal centro urbano de los Países Bajos anunciaron que empezarán por desconectar de la red a 10.000 viviendas antiguas de su propiedad en 2017, según refirió el diario El País de España, a fin de cumplir con el acuerdo global firmado tiempo atrás que tratará de evitar un aumento de 2 grados en la temperatura terrestre.

De hecho, dos barrios ya se han construido sin infraestructura de red para el gas, y en los próximos cuatro años se espera que unos 100.000 hogares puedan valerse “de una red alternativa alimentada con la energía restante de la industria, y también de la derivada de la quema de basuras en dispositivos específicos”, señalaron los portavoces de la comuna de Ámsterdam, esto último, algo en lo que Suecia ha sido pionera desde hace largos años.

Para evitar gastos adicionales a los inquilinos, el ayuntamiento le pidió ayuda al Estado nacional holandés, que debe cumplir a su vez un Pacto Energético sellado en 2013 por más de 40 empresas, sindicatos y organizaciones ecologistas y financieras para un ahorro de consumo energético del 1,5% anual.

La buena disposición de todas las partes se concreta por los problemas de obtención de gas natural del Mar del Norte. Holanda explota allí la mayor reserva europea, pero su extracción produce terremotos de hasta 4,5 grados en la escala Richter en la región del Groningen, al noreste del país. En 2014, la Sociedad del Petróleo y el Gas (NAM, en sus siglas holandesas) recibió 19.000 informes de los vecinos denunciado grietas y tejados caídos.

Propiedad de las compañías Exxon y Shell, NAM fabrica el 75% del gas natural holandés. Cuando se supo que el Gobierno holandés ignoró los peligros para la población, para no comprometer los beneficios, hubo que dar marcha atrás. El ministerio de Energía acordó que solo salieran 30.000 millones de metros cúbicos anuales del yacimiento de Groningen, y en 2015 se extrajeron 29.000 millones. Para compensar el resto fue preciso importar gas de Rusia y Noruega. Una auténtica servidumbre sujeta a vaivenes políticos que Ámsterdam trata de reducir.

 

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