Obtienen el ADN de una mujer a través de un ‘chicle’ de 6.000 años

A partir de un hallazgo en el yacimiento arqueológico de Syltholm, en el sur de Dinamarca, investigadores identificaron una especie de chicle de entre 5.858 y 5.660 años de antigüedad desde el cual han podido obtener ADN humano y también datos de las bacterias que tenía esa persona en la boca.

Enterrado bajo una capa de lodo que ha ayudado a su preservación, los arqueólogos identificaron un grumo de brea o alquitrán de abedul, una resina que los antiguos humanos usaban de la quema de la corteza de ese tipo de árbol.

Por su presencia en las juntas de armas y herramientas, se cree que debían de usarlo como adhesivo. En varias de estas piedras negras halladas en el norte de Europa se han encontrado marcas de dentadura, por lo que se supone debían de mascarlo para ablandarlo.

En la investigación, publicada en Nature Communications y difundida por el diario El País de España, los científicos que estudiaron esta goma de mascar hallaron suficiente cantidad de ADN humano como para secuenciar el genoma completo del individuo.

De su lectura, concluyeron que la persona que masticaba la resina de abedul debió ser una mujer y, por su perfil genético, tendría la tez y el cabello oscuros, mientras que los ojos serían claros. Los investigadores la llaman Lola.

 

Recreación artística de Lola. (Imagen TOM BJÖRKLUND vía elpais.com)

 

Un chicle con mucho más que contar

En el microbioma oral hallado en la mujer, los especialistas encontraron bacterias comensales, beneficiosas, como la Neisseria subflava, pero también perjudiciales, como la Porphyromonas gingivalis y la Treponema denticola, lo que indica que la mujer tenía una seria periodontitis, lo que reforzaría el uso del chicle como calmante.

Además, el análisis de las muescas también permitió identificar el rastro del virus de Epstein-Barr, que ataca a las células de las glándulas salivales.

Por último, los investigadores también hallaron genes que no eran ni humanos ni bacterianos: unos eran origen animal, los del un ánade real (un pato) y otros de procedencia vegetal, de avellanas en concreto. Debió ser la comida que tomó la chica poco antes de mascar el chicle de abedul.

Este chicle de hace 6.000 años no es el primero que han encontrado en esta zona del planeta. En 2007, una investigadora británica halló en Finlandia una muestra de esta resina de abedul con marcas de dientes humanos, pero entonces no había la tecnología para analizar la presencia de ADN humano.

 

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