El cineasta y guionista Ari Folman y el ilustrador David Polonsky lograron traducir en el formato de la novela gráfica el texto que es un clásico de la literatura contemporánea y un documento histórico sobre la persecución de los judíos en Europa.
Folman y Polonsky, ambos israelíes y autores también del documental gráfico Vals con Bashir, recuperan con estilo directo la historia extraordinaria y a la vez costumbrista de ocho judíos escondidos en un piso secreto en el Ámsterdam bajo la ocupación nazi.
Uno de los efectos de la lectura de este nuevo diario de Ana Frank es desmitificar el icono, acercarlo a lectores jóvenes que pueden sentirse intimidados por una obra que es canónica y de lectura obligatoria en muchas escuelas, o a lectores que desconocen la historia de Frank y la historia del Holocausto
Convocados por la Fundación Anne Frank, los autores se prohibieron traducir al lenguaje del cómic la primera persona del texto original. Es decir, no intentaron imaginar cómo Ana Frank hubiera ilustrado su diario. Trasladar palabra por palabra hubiese generado una novela gráfica de 3.500 páginas y unos diez años de trabajo. Tuvieron que seleccionar, sintetizar, narrar con dibujos, y a veces imaginar. Por ejemplo, la treintena de páginas dedicadas a la relación entre Ana y su hermana, Margot, se resumen en una sola en la que una serie de retratos yuxtapuestos de ambas, sin texto, muestran las diferencias abismales de carácter entre ambas.