Uno de los empresarios farmacéuticos más relevantes en Argentina, Alejandro Guillermo Roemmers, también es poeta y escritor y reedita por estos tiempos ‘El regreso del Joven Príncipe’, único libro autorizado por los descendientes de Antoine de Saint-Exupéry.
«Desde que leí este libro con 11 o 10 años, sentí que yo era el principito», confesó Roemmers en una entrevista concedida al diario El País de España.
Siendo Le Petit Prince, como se titula originariamente, la obra francesa más traducida y más leída, podría parecer que es un atrevimiento inventarse la continuación de la historia, sin embargo, eso es algo que no quitó el sueño a Roemmers. “Sentía que reencarnaba perfectamente al protagonista y me sentía en el derecho de escribir mis experiencias siguientes”, señaló.
Por la filosofía de vida que impregnó Roemmers en ‘El regreso del Joven Príncipe’ en los nueve días en los que lo escribió, el libro se ha convertido en el único que los descendientes de Saint-Exupéry han autorizado su publicación. «Les hice llegar un ejemplar traducido al francés y no solo me dieron su beneplácito para traducirlo y publicarlo en todo el mundo, sino que encima me dijeron que probablemente era la continuación que su antepasado hubiera querido», cuenta repleto de orgullo.
El libro comienza con un hombre que conduce por los desolados páramos de la Patagonia cuando su atención recae sobre un bulto que yace en la cuneta de la carretera, o de la tiránica franja gris (como la llama el Joven Príncipe). El narrador frena, se acerca para ver mejor y no sale de su asombro cuando ve a un adolescente de rizos rubios y capa azul durmiendo en el suelo. Lo levanta del suelo, lo sube en el coche y decide emprender el viaje con ese nuevo acompañante que aún sigue somnoliento, aunque asombrado por el mundo que vuelve a tener a su alrededor tras el largo viaje desde su asteroide. En este caso, lejos del desierto del Sáhara, sin su amigo piloto y con algunos años de más en su haber.