El documentalista británico Justin Webster presentó en el Festival de San Sebastián su última producción, El fiscal, la presidenta y el espía, una serie de seis capítulos de una hora que indagan en la muerte del fiscal argentino Alberto Nisman, en un caso que tiene amplias ramificaciones en el terrorismo internacional.
Webster es responsable de filmes como Seré asesinado (2013), Gabo, la creación de Gabriel García Márquez (2015) o El fin de ETA (2017), y de series como Muerte en León (2016) y Six Dreams (2018).
“Ha sido el trabajo más complicado de mi vida”, cuenta Webster en un artículo al respecto del diario El País de España. “Le he dedicado cuatro años y al principio me resistí mucho” aclara el autor, quien asegura que “queda mucho por saber en torno al caso”. “Solo se ve la punta del iceberg” admitió el británico.
La serie se verá en Movistar en 2020 y el documentalista apuesta por que el espectador y el creador empiecen con pocas ideas prefijadas en el camino y que la serie, “tanto en su realización y en su emisión, cree la opinión”.
Webster contó que “es cierto que hay muchas voces que aportan y también enredan en la trama” y, por tal motivo, explicó que ha ido “seleccionando declaraciones que aportaran y no frases que tuviera que desmentir avanzado el metraje”.
Respecto a la labor de los medios de comunicación, el director entendió que los mismos “a veces se enfocaban en un pequeño detalle, se obcecaban en él, y desvirtuaban toda la narración”. “Si te pierdes en estos debates, el caso se hace incomprensible”, entendió.
Para el documentalista, el reto en la producción estaba “en aportar claridad al caso, una historia muy politizada y compleja, contaminada de mucho ruido mediático”.
Al atentado a AMIA, que ya llevaba su propia enorme investigación, en 2015 se sumó la muerte de Nisman, con eco en servicios secretos internacionales. “¿Se mató o le mataron? Es una de las múltiples piezas de un gran puzle”, apunta Webster.
“Aunque hemos esclarecido gran parte de la historia, yo apuesto por el show not tell, por mostrar y arrojar preguntas para que luego el espectador vaya creando su propia investigación. Creo que estas series de no ficción ayudan a atacar grandes investigaciones complejas. Me gusta ese juego de ficción sin ficción, algo muy laborioso”.
El cadáver del fiscal Alberto Nisman apareció en el baño de su departamento con un tiro en la sien el 18 de enero de 2015. A partir de ahí cada investigador, casi cada argentino, tiene su propia hipótesis. Ahora Webster le suma la suya.