Una tortuga cabezona (Caretta caretta) regresó al mar durante la mañana de este miércoles 20 de noviembre, luego de atravesar un proceso de rehabilitación de tres semanas en la fundación Mundo Marino tras ser rescatada en una playa de la localidad de Las Toninas.
Se trató de un macho adulto, hasta ahora, el animal vivo más grande de esta especie que ingresó a Mundo Marino, dado que registró un peso de 130 kilos y un caparazón de más de 1 metro de longitud.
El reptil marino se encontraba varado cuando el 30 de octubre pasado una vecina del partido de La Costa lo encontró y activó el operativo de rescate.
“Todas las mañanas salgo a caminar desde la bajada 22 de Las Toninas hasta Costa Chica. En ese recorrido fue que vi a un tortugón gigante y a un señor que estaba intentando ayudarlo con agua. Por mi actividad en redes sociales empecé a hacer videos pidiendo ayuda y decidí quedarme con la tortuga hasta quedarme tranquila de que quedara en buenas manos. Afortunadamente llegó la camioneta de la fundación y dos personas increíbles se ocuparon de trasladarla junto con la colaboración de todos los que estaban ahí presentes”, explicó Natalia, quien, además de haberla encontrado hace un par de semana, también participó de su regreso al mar.
Sobre el proceso de rehabilitación de la tortuga
Al respecto de la intervención sobre la tortuga rescatada luego de su hallazgo en Las Toninas, desde la fundación habló Juana Caferri, una de las médicas veterinarias de Mundo Marino.
“El animal ingresó a nuestro centro de rescate muy débil, sin capacidad de reacción frente a estímulos y con una herida en su caparazón ya cicatrizada en la zona caudal. Como presumimos que llevaba un tiempo sin alimentarse, primero procedimos a hidratarlo por vía subcutánea con soluciones glucosadas y sales. Luego, una vez estabilizado, le tomamos una muestra de sangre que, aunque mostró parámetros sanguíneos normales, evidenció un bajo nivel de glucosa y proteínas. Esos datos nos confirmaron que el animal no se estaba alimentando. Por último, como tratamiento de soporte general, le administramos antibióticos y antiinflamatorios”, explicó la especialista.
Por otra parte, como parte del proceso de diagnóstico, se le realizaron radiografías y una ecografía para descartar la presencia de elementos extraños en su interior, compatibles con plástico, y de un posible síndrome de ahogamiento.
“Lamentablemente es común la interacción negativa de basura con estos animales. Además, como tienen respiración pulmonar, si quedan atrapados en alguna red de pesca, pueden ahogarse o sufrir un síndrome de descompresión por cambios bruscos en la presión del agua. Afortunadamente, en el caso de esta tortuga, a través de las imágenes que tomamos, descartamos ambas posibilidades”, agregó Caferri.
Una vez transcurridos los 10 primeros días de rehabilitación, el animal comenzó a comer sólo por sus propios medios mostrando una buena actitud alimenticia y comportamental, así como una natación adecuada.
En consecuencia, el equipo veterinario del centro de rescate procedió a darle el alta médico veterinaria.
Acerca de las tortugas cabezonas (Caretta caretta)
La tortuga cabezona es una especie que, según la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (UICN), se encuentra en estado “vulnerable”.
Respecto a su origen, gran parte de las tortugas que llegan a nuestras latitudes provienen de las playas que se encuentran en el nordeste de Brasil.
Al igual que el resto de las especies de tortugas marinas, las hembras vuelven a desovar a la misma playa de anidación en la cual nacieron. El apareamiento ocurre en el agua cerca de las playas de anidación y se produce cada tres años.
La tortuga cabezona se diferencia de las otras especies por tener cinco escudos costales en su caparazón y tener un pico ancho y robusto.
Respecto a su dieta es una especie eminentemente carnívora que se alimenta de almejas, ostras, cangrejos, esponjas, medusas, y distintos tipos de peces.