Trabajadores de ARSAT recurren a la OIT por la desinversión en la empresa

Trabajadores de la empresa estatal ARSAT denunciaron ante la Organización Internacional del Trabajo (OIT) la desinversión que sufre la compañía y alertaron sobre el abandono de proyectos estratégicos, la parálisis operativa y el progresivo abandono desde la asunción del gobierno de Javier Milei. En las últimas horas se conoció que el BCRA frenó el acceso a dólares para la firma lo que generó la paralización del trabajo para construir el tercer satélite argentino anunciado años atrás.

La presentación ante la OIT busca frenar el deterioro de uno de los principales activos tecnológicos y soberanos del país, en medio de un contexto de recortes generalizados.

 

 

Desinversión en Arsat

Desde el inicio del mandato de Milei, la Empresa Argentina de Soluciones Satelitales S.A —pilar del desarrollo satelital, la conectividad nacional y la soberanía digital— sufre una política de desmantelamiento que compromete su funcionamiento presente y su proyección a futuro.

Los trabajadores denuncian una conducción sin rumbo técnico, falta de planificación, freno a las inversiones y una severa reducción presupuestaria.

En primer lugar el punto crítico de la situación se alcanzó con la presentación formal de una denuncia ante la OIT, en la que la representación gremial acusa al gobierno argentino de aplicar políticas contrarias a los principios de fomento del desarrollo nacional.

Después de eso, según informaron los trabajadores a través de su cuenta en X, la decisión se tomó “ante el abandono de los canales institucionales de diálogo y el incumplimiento de compromisos laborales y estratégicos”.

 

 

Soberanía tecnológica y servicios públicos en riesgo

Entre los retrocesos más graves denunciados se encuentran la paralización del proyecto del satélite ARSAT SG-1 —clave para ampliar la capacidad de transmisión de datos—, la falta de mantenimiento e inversión en la Red Federal de Fibra Óptica (REFEFO), y la ausencia de estrategias para impulsar la Televisión Digital Abierta (TDA).

La crisis también afecta al centro nacional de datos, que se mantiene operativo gracias a la inercia del trabajo acumulado y al esfuerzo del personal técnico, que advierte que “se está sosteniendo con lo justo”.

Un reciente informe de la fundación DHyI (Desarrollo Humano e Inclusión) alertó que el vaciamiento de ARSAT no solo amenaza la continuidad operativa, sino que también pone en riesgo la soberanía tecnológica del país.

 

 

“ARSAT sufre un desguace en silencio, como parte de una política de ajuste que privilegia la entrega del mercado estratégico a empresas privadas, muchas extranjeras”, señalan en el documento.

La situación ha escalado hasta niveles simbólicos: el propio gobierno colocó un cartel de remate en la sede de ARSAT, lo que se interpretó como un gesto explícito de desinterés y desprecio por el rol estatal en sectores clave como las telecomunicaciones, el acceso a internet y la conectividad de zonas rurales y postergadas.




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