Cercado por el escándalo que desató el haber ocultado 1,2 millones de dólares en Andorra, el subsecretario general de la Presidencia Valentín Díaz Gilligan dejó su cargo este lunes. A pesar de que el Gobierno de Mauricio Macri había encarado una defensa de su funcionario, los cuestionamientos en el seno interno de Cambiemos torcieron la decisión final, que terminó en renuncia.

La polémica surgió cuando el diario El País de España reveló que Díaz Gilligan figura ante la Banca Privada d’Andorra (BPA) como representante de la empresa y accionista británica de intermediación de jugadores de fútbol Line Action. Según la documentación difundida, ocultó 1,2 millones de dólares (980.000 euros) en ese país europeo, ubicado entre Francia y España.

La explicación de Díaz Gilligan resultó poco convincente. El funcionario sostuvo que el dinero no era suyo y que fue accionista y director de Line Action por hacerle un “favor” a un amigo. “Francisco Casal tenía problemas en su país y me pidió el favor. Tenía un juicio con el fisco que ganó y no podía figurar. Confiaba en él. La plata nunca fue mía. Además, yo no ejercía entonces cargo público. Era asesor y facturaba como autónomo”.

Si bien la cuenta se abrió en 2012, cuando el ahora exfuncionario era asesor de Macri en la ciudad de Buenos Aires, la misma mantuvo su actividad, al menos, hasta diciembre de 2014, cuando el político llevaba un año como director general de Promoción Turística porteño.

La renuncia llegó luego de que los aliados dentro de Cambiemos –el radicalismo y la Coalición Cívica que responde a Elisa Carrió- cuestionaron fuertemente la maniobra. Incluso este lunes se escucharon más voces disonantes desde el partido de Gobierno, algo que no ha sucedido aún con el ministro de Finanzas, Luis Caputo, quien hasta mediados de 2015 fue accionista de sociedades offshore creadas para administrar fondos en paraísos fiscales.