La inversión extranjera directa (IED) en Latinoamérica cayó en 2017 por tercer año consecutivo, hasta los 161.000 millones de dólares, según los datos publicados este jueves por el brazo de Naciones Unidas para el desarrollo económico en la región, la Cepal.
El año verdaderamente negro para Latinoamérica y el Caribe fue 2016. Durante 2017, en cambio, la economía de la región retomó el crecimiento, con un 1,3% de incremento del PBI. Pero no fue suficiente para recuperar las cifras negativas de IED registradas en los dos años anteriores: aun así la caída en la inversión en Latinoamérica y el Caribe es notablemente inferior a la media mundial —3,6% frente a 23%—.
El promedio de la caída oculta, en cambio, que el fenómeno no fue generalizado ni homogéneo: mientras 12 países registraron incrementos en la IED el año pasado, los datos negativos de Chile (-48%), Brasil (-9,7%) y México (-8,8%), tres de las mayores economías del subcontinente, lastraron el resultado final.
La excepción del Cono Sur americano fue Argentina, que pasó de recibir inversiones por 3.260 millones de dólares en 2016 a más de 11.500 millones de dólares en 2017, una subida superior al 253%. El salto se explica, fundamentalmente, por la apertura económica impulsada por el gobierno de Mauricio Macri el ejercicio pasado. «Argentina vuelve a su normalidad», ha destacado la secretaria ejecutiva de la Cepal, Alicia Bárcena, durante la presentación, en la Ciudad de México, del estudio La inversión extranjera Directa en América Latina y el Caribe.
«Lo que pasa es que hubo un periodo en el que no llegaba nada de IED: no es que el flujo sea muy alto, pero sí se recupera respecto al año anterior», aclaró la directiva.
Los principales aportantes de IED en América Latina siguen siendo Estados Unidos y, sobre todo, Europa, que ya representa más del 40% de la nueva inversión en la región.