La Autoridad del Agua (ADA) de la provincia de Buenos Aires llevó adelante una tarea histórica en la región al proceder a la demarcación de la línea de ribera en Mar Chiquita, Villa Gesell y Pinamar. Estos trabajos le darán a los municipios una herramienta fundamental para planificar sobre el frente marítimo.
Para ahondar sobre lo realizado y dar cuenta de la importancia de esta labor, Telégrafo conversó con Agustín Bosch, delegado del ADA en General Pueyrredon y uno de los encargados de controlar el proceso de demarcación. “Para los municipios es fundamental para que puedan planificar a largo plazo qué es lo que quieren hacer con sus playas”, señaló.
En principio, Bosch explicó que la demarcación de la línea de ribera, en cualquier lugar donde hay un curso de agua, sea arroyo, río o mar, “delimita lo que es el dominio público, del dominio privado”. “Se traza sobre parámetros estrictamente técnicos, no es una línea que se defina ni políticamente ni caprichosamente”, agregó.
En términos prácticos, la demarcación “clarifica a los municipios sobre qué terrenos se puede trabajar y de qué manera”, sostuvo el delegado de ADA, quien resaltó que a largo plazo es vital para planificar lo que se pretende del frente marítimo, pero en el corto plazo también se trata de una “herramienta inestimable” en lo referido a habilitación de obras, sea sobre la playa o en zonas próximas.
“Es importantísimo porque hace directamente al cuidado de las playas y de la dinámica de los médanos, y de la relación de los médanos con la formación de las playas, o su destrucción si está mal manejada”, sentenció.
Histórico trabajo de la Autoridad del Agua
Más allá de los trabajos particulares en Mar Chiquita, Villa Gesell y Pinamar, el gran objetivo de la Autoridad del Agua es terminar de demarcar todo el frente marítimo de la Provincia. Esto es algo que nunca antes se hizo. “Había sectores sueltos que por distintas razones estaban demarcados, pero no había una demarcación uniforme en toda la costa”, recalcó Bosch.
En este sentido, calificó al proceso de demarcación de la línea de ribera como un hecho “total y absolutamente histórico”. Al respecto, el profesional subrayó que la ADA tiene dos procedimientos alternativos: de oficio -por decisión del propio organismo- o a pedido de parte, es decir, de cualquier persona que tiene una propiedad lindante con un cuerpo o curso de agua. Este último era el que imperaba hasta hace muy poco.
“Lo que hizo esta gestión fue cambiar el criterio de delimitación. Se estaba delimitando línea de ribera solamente a pedido de parte y en muy pocos lugares de oficio”, señaló. Ahora, se ha demarcado “más de un 1000% más de lo que se hacía habitualmente porque hemos decidido encarar de oficio en los cursos de agua más importantes de la Provincia y el frente marítimo”, amplió.
Para esto, la ADA hizo una inversión bastante importante en tecnología y logró así reducir el tiempo de trabajo a menos del 20%, dependiendo de la dificultad del terreno. “Todo lo que depende de la tecnología, achica los tiempos notablemente y aumenta enormemente el nivel de exactitud”, enfatizó Bosch, quien aseguró que lo que antes se hacía con mojones, hoy son puntos georeferenciados. Así, se generan mapas de la línea de ribera con un margen de error de menos de un metro, lo que de acuerdo al delegado “es escasísimo”.
Consecuencias de no tener definida una línea de ribera
Ante este hecho histórico de concretar la demarcación de la línea de ribera, que en definitiva llevará a una política de preservación y de impedir el avance de lo privado sobre lo público, surge el interrogante de cuáles han sido las consecuencias de no haber contado antes con esta herramienta.
“La naturaleza tiene su propia dinámica y por ahí, por no haber planificado las construcciones, las playas se han destruido no por procesos naturales sino por errores humanos en la planificación”, sostuvo Bosch.
Una vez demarcada la línea de ribera, la normativa vigente establece una serie de limitaciones y restricciones tanto en el dominio público como en el privado anexo a la línea de ribera. Precisamente estas restricciones fueron las que no se tuvieron en cuenta mientras no se contaba con la cuestión técnica resuelta.
“Los municipios han habilitado –diría la totalidad de los municipios costeros- una enorme cantidad de construcciones y proyectos que no deberían haberse habilitado porque no se corresponden con la normativa”, afirmó el delegado.
Al concluir, Bosch sentenció que “la línea de ribera es la primera herramienta para empezar a adecuarse a la legislación”. “Con la línea de ribera y los conocimientos científicos a disposición, hay que ponerse a determinar lo que quiere la Provincia y los municipios para planificar la costa”, finalizó.