A puerta cerrada y sin imágenes en directo, la urna con las cenizas de Fidel Castro fue depositada este domingo 4 de diciembre en el mausoleo que, en previsión de su muerte, fue construido en Santiago de Cuba, la capital del Oriente cubano, la región donde nació el exlíder de la Revolución cubana.
Allí reposa José Martí (1853-1895), héroe nacional de la Independencia del que Castro se vio como un émulo natural para completar la guerra épica por la soberanía de la isla.
En la previa, este sábado tuvo lugar en esa histórica localidad el acto masivo de homenaje por su reciente muerte. En su discurso final, el presidente Raúl Castro afirmó, en una de sus frases más altisonantes: «Juramos defender la patria y el socialismo«.
Según detalló el diario El País de España, con uniforme militar, el hermano menor de Fidel realizó un repasó de su legado tocando un rango amplio de temas, desde la guerrilla de los primeros tiempos hasta la expansión de la sanidad y la educación pasando por la asistencia a las luchas de descolonización en África o los «dramáticos años» del Período Especial tras la caída de la Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas.
A sus 85 años, el general, que definió a Fidel como «el más preclaro hijo de Cuba en este siglo», terminó sus palabras con unas conocidas por el insurgente Antonio Maceo: «Quien intente apropiarse de Cuba recogerá el polvo de su suelo anegado de sangre, si no perece en la lucha. ¡Fidel! ¡Fidel! ¡Fidel! ¡Hasta la victoria siempre!».