La final definitiva entre River Plate y Boca Juniors tendrá que esperar, otra vez. El partido que define al campeón de la Copa Libertadores se aplazó y se jugará este domingo 25 a las 17.00. El cruce se suspendió después de que algunos hinchas de River lanzaran objetos varios contra el ómnibus que trasladaba al plantel de Boca hasta el estadio Monumental.
Los hechos han desvelado, una vez más, la violencia en el fútbol argentino. Luego de tres horas de incertidumbre la Conmebol confirmó que la final no se jugaría este sábado.
Rodolfo D’Onofrio, presidente de River, explicó que se tomó esta decisión como solidaridad a lo que le pasó al equipo rival. «No entiendo cómo el micro que traía a los jugadores de Boca fue atacado así con piedras y no se haya dado la prevención adecuada», expresó el dirigente riverplatense.
Su par de Boca, Daniel Angelici, también analizó lo acontecido de modo similar: «Tengo que agradecer a la gente de River. Esto podría haber pasado en nuestra cancha, pero no queríamos jugar con jugadores que no estaban bien, No es fácil suspender un partido así cuando ya está todo preparado».
«Debería haber sido una fiesta y fue un día triste. Son unos pocos hinchas, no son todos los hinchas de River, son unos pocos como existen en todos los clubes, No estábamos en condiciones de jugar este partido y ese fue el planteo que hizo Boca a la Conmebol. No podemos con varios lesionados y a otros que les faltaba el aire» agregó el presidente xeneize.
Lo de este domingo será otra prueba para los encargados de la seguridad, luego de las increíbles fallas. El gobierno anunció el operativo como el más importante jamás realizado para un evento deportivo y no pudo controlar a 200 personas que atacaron el bus de Boca.