La justicia condenó a dos exdirectivos de Ford Motor Argentina como cómplices en el secuestro y tortura de 24 obreros de la empresa, ocurridos durante la dictadura militar que gobernó el país entre 1976 y 1983.
El fallo, sin precedentes históricos, después de un año de proceso oral, sentenció al exjefe de seguridad de la planta, Héctor Sibilla, a 12 años de prisión; y al exgerente de manufactura, Pedro Müller, a 10 años.
Es la primera sentencia contra cargos de una multinacional radicada en el país y la más relevante contra civiles que dieron su apoyo al régimen.
Los jueces del tribunal encontraron probado que Sibilla y Müller participaron activamente en un plan represivo de la dictadura destinado a controlar a los delegados gremiales de las grandes empresas. Según el relato de las víctimas, los condenados marcaban a los empleados más revoltosos, que luego eran secuestrados y torturados en un gimnasio en el interior de la planta que Ford aún hoy tiene en Pacheco, a las afueras de la ciudad de Buenos Aires.
En total fueron 24 los gremialistas secuestrados en sus puestos de trabajo y llevados a un centro de detención dentro de la fábrica y desaparecidos durante un mes.
Carlos Propato, que era primer oficial de pintura y activista sindical, fue secuestrado el 13 de abril de 1976. A patadas y golpes lo tiraron por la escalera, lo maniataron con un alambre y lo arrojaron en el baúl de una camioneta, en la que había otros cuatro compañeros. Los cinco fueron trasladados hasta el salón de deportes de la empresa, donde fueron torturados «más de 11 horas», según su testimonio.
Müller, nacido en Checoslovaquia hace 86 años, y Sibilla, de 91 años, fueron condenados por haber facilitado al Ejército las listas de los trabajadores que querían que fueran secuestrados, de haberles proporcionado sus carnets con fotos para facilitar la identificación y de haber autorizado la existencia de un centro clandestino de detención en las instalaciones de la fábrica. Por su avanzada edad, ambos cumplirán la condena en sus casas. Junto a los exdirectivos, también recibió una condena de 15 años de prisión el exgeneral Santiago Riveros, jefe de los centros de detención ilegales de Campo de Mayo, una zona militar de 5.000 hectáreas desde donde se diseñó la represión en la zona norte de Buenos Aires, donde funciona Ford.