Japón nunca dejó totalmente de cazar ballenas, sirviéndose de un punto de una moratoria del año 1986 que autoriza la captura de esos animales para la investigación. Sin embargo, desde 2019 retomará públicamente la caza con fines comerciales, como ya hacen Islandia y Noruega.
Así lo anunciaron desde el propio país asiático este miércoles al confirmar su retiro de la Comisión Ballenera Internacional (CBI) con el objetivo, específico, de «reanudar la caza comercial el próximo mes de julio».
Japón desafía así a los defensores de los cetáceos, 30 años después de haber puesto fin a esa práctica, al menos oficialmente.
Según precisó el representante del Ejecutivo, Yoshihide Suga, en una rueda de prensa, Japón se abstendría de cazar «en aguas de la Antártida o en el hemisferio Sur».
De acuerdo a lo revelado por el diario El País de España en un artículo al respecto, Suga justificó la decisión por la «ausencia de concesiones únicamente por parte de los países comprometidos con la protección de las ballenas». Según el funcionario, incluso «hay científicos que confirman la abundancia de ciertas especies de ballenas».
Las organizaciones ecologistas no tardaron en reaccionar, condenando la noticia. «Está claro que el gobierno intenta hacer llegar este anuncio de forma discreta, a finales de año, lejos de los focos de los medios internacionales, pero el mundo no es tonto», comentó en un comunicado Sam Annesley, responsable de la rama japonesa de Greenpeace.