Las tortugas verdes juveniles fueron encontradas enmalladas en las redes de un pescador artesanal de San Clemente del Tuyú y regresaron al mar luego de que la Fundación Mundo Marino constatara su estado de salud. Tres de los ejemplares defecaron plástico.
Desde la FMM destacaron la colaboración y el compromiso de Roberto Ubieta, el vecino que hizo posible el reingreso de las tortugas a su hábitat natural. Según remarcaron, hace años que los pescadores de la zona aprenden técnicas de primeros auxilios para asistir a estos animales cuando los encuentran enmallados en redes, a partir de un trabajo de concientización que realiza la Fundación.
Luego de ser encontrados, los animales son llevados a las instalaciones de la organización para corroborar que no haya síntomas de ahogamiento, y realizar distintos tipos de estudios que verifiquen su estado de salud. En el caso de estas seis tortugas, durante el proceso de rehabilitación, se observó además que tres de ellas defecaron plástico.
“Aquí lo importante es destacar la colaboración de los pescadores artesanales que se comprometen con la conservación de esta especie y nos llaman siempre que se encuentran con este tipo de reptiles marinos en sus redes”, resaltó Karina Álvarez, bióloga y responsable de Conservación de la institución sanclementina.
En esta línea, la profesional explicó que las tortugas marinas tienen dos grandes amenazas mar adentro: el enmalle por pesca industrial, donde no hay una observación permanente de las redes que permita detectarlas, y la basura, principalmente, el plástico.
“Respecto a la interacción negativa con plástico, este genera, además de obstrucciones intestinales, la acumulación de gases dando lugar a un cuadro de ‘chaleco salvavidas’ que impide la inmersión y la correcta capacidad de buceo de estas especies”, especificó Álvarez, quien agregó que “así no logran migrar en búsqueda de temperaturas más aptas y salen a nuestras costas con cuadros de hipotermia”.
En este caso, el hallazgo y resguardo de las tortugas verdes -catalogadas como “en peligro de extinción” por la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (UICN)- tuvo final feliz y en una emotiva jornada se las devolvió al mar.