Científicos del Conicet Mar del Plata demostraron que uno de cada cinco filets de pescado comercializados en la costa bonaerense no es lo que indica su etiqueta. Se venden como productos de mayor valor especies más baratas y la mayoría de las sustituciones involucran especies amenazadas de extinción.
Los resultados del trabajo de investigación realizado por Gabriela Delpiani, Matías Delpiani, Mariana Deli Antoni, Marina Covatti, Luciana Fischer, Juan Martín Díaz de Astarloa y Luis Lucifora, fueron publicados recientemente en la revista científica internacional Fisheries Research.
Según señalaron desde el Conicet, hasta hace unos años era imposible determinar la especie de la que proviene un producto pesquero del que se han retirado todas las características morfológicas útiles para diagnosticar una especie, como un filet de pescado.
No obstante, actualmente la técnica conocida como “código de barras genético” permite identificar con precisión la especie de la que proviene una muestra de identidad desconocida. Esta técnica se basa en determinar en la muestra, la secuencia de un gen que varía entre especies, y compararlo con las secuencias provenientes de muestras ya conocidas.
“En este trabajo aplicamos la técnica del código de barras genético para establecer de qué especie provienen los filets vendidos en las pescaderías de la costa atlántica y si se corresponden con lo que a la gente le dicen que le están vendiendo”, explicó Gabriela Delpiani, quien lideró el trabajo.
De San Clemente a Bahía Blanca
Los investigadores analizaron muestras de toda la costa atlántica bonaerense, desde San Clemente del Tuyú hasta Bahía Blanca, área de mayor desembarque pesquero del país. La tasa de sustituciones por ciudad varió entre un 13% en Santa Teresita y San Clemente del Tuyú, hasta un 40% en Miramar. En Mar del Plata y Necochea, las tasas de reemplazo fueron de 25 y 28%, respectivamente.
Además de detectar una alta tasa de reemplazo, encontraron que las especies que más comúnmente se usan para sustituir a otras son peces cartilaginosos, es decir, tiburones, rayas y pez gallo o elefante, ya que fueron usadas en más del 60% de los reemplazos, mientras que el atún fue la especie más sustituida.
“Es preocupante que se vendan peces cartilaginosos con otros nombres porque estos peces tienen un alto riesgo de extinción. De hecho, las especies que detectamos que se usan como sustitutas se encuentran todas amenazadas y algunas han disminuido drásticamente en Argentina”, agregó la investigadora.
Fraude económico
De acuerdo a las conclusiones del Conicet, el principal motivo para realizar sustituciones parece ser el fraude económico, ya que en la mayoría de los casos se utilizaron especies de menor valor comercial como reemplazo de especies más caras.
Así, filets etiquetados como atún, lenguado, abadejo, chernia, brótola o besugo, consistían en realidad de tiburones, rayas, pez gallo, mero, pescadilla o castañeta, respectivamente; todas estas de menor precio que las especies que figuraban en la etiqueta.
Los resultados de esta investigación indican la necesidad de estandarizar los nombres de productos pesqueros en Argentina. Según Delpiani, “las autoridades correspondientes deberían hacer pública la lista oficial de nombres de productos pesqueros y controlar que se use”.
“Estas listas, empleadas en muchos países, son herramientas muy útiles para combatir el mal-etiquetado porque evitan la proliferación de nombres inventados y homogenizan los nombres de los productos entre comercios”, concluyó.