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Incendios en Australia: ardieron 10,3 millones de hectáreas y murieron 1.000 millones de animales

Desde noviembre los incendios en Australia no han cesado. Ya han ardido 10,3 millones de hectáreas, una superficie superior al territorio de Portugal, hay 28 víctimas mortales y 2.000 viviendas calcinadas.

Según la cifra estimada por Christopher Dickman, profesor en Ecología Terrestre en la Universidad de Sidney y expresidente de la Real Sociedad Zoológica de Nueva Gales del Sur son 1.000 millones los animales muertos. Para dar con esa estadística el especialista se basa en un estudio de densidad animal de la asociación ecologista WWF de 2007.

 

Un ganadero mata a una vaca que agoniza. (Foto SEAN DAVEY EFE)

 

La estimación incluye mamíferos (salvo murciélagos), pájaros y reptiles y deja fuera insectos, ranas y otros invertebrados. Algunos expertos señalan que la cifra podría ser menor dado que, al ser un cálculo por densidad de animales, Dickman no cuenta a todos los que han logrado escapar del fuego. Mientras, WWF cifra en 1.250 millones los animales afectados, incluyendo muertos, heridos y aquellos que no van a poder sobrevivir por la pérdida de sus hábitats.

En los incendios, explican los expertos, los animales no solo mueren calcinados o asfixiados. Aquellos que se entierran para salvar las llamas, como roedores y reptiles, reemergen en áreas devastadas donde no encuentran alimento o donde son una presa fácil para sus depredadores. Las aves tampoco lo tienen fácil para competir con otras que ya viven en las áreas a las que han huido.

Este mismo lunes, la ministra australiana de Medio Ambiente, Sussan Ley, anunció que el Gobierno aportará 50 millones de dólares australianos (31 millones de euros) para ayudar a la fauna salvaje dañada por el fuego. Las prioridades de esta partida serán los cuidados de los animales heridos, la protección de las especies amenazadas, el control de depredadores y parásitos que amenazan a las especies más vulnerables tras los incendios y la protección de las zonas que no se han quemado para crear «arcas» donde animales y plantas se puedan recuperar.

 

Un koala muerto en la zona de Blue Gum, en la isla Canguro. (Foto LISA MAREE WILLIAMS GETTY)

 




 

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