La profesión de guardavida ha cambiado mucho a lo largo de los años y entre las tareas de esas fuerzas vivas se sumó una fundamental en los últimos años, en consonancia con el monitoreo que de manera continua realizan sobre lo que ocurre en el mar y en la arena: ser la primera línea de avistaje de la fauna marina que decide arrimarse a la orilla.
El fenómeno, conocido como varamiento, tiene múltiples causas que lo generan y durante la última década su número de episodios se ha incrementado notablemente, sobre todo en temporada estival y en las costas bonaerenses.
Al tanto de la diversidad de especies que quedan varadas, investigadores del grupo de vertebrados del Instituto de Investigaciones Marinas y Costeras (IIMyC-CONICET, UNMDP) vienen realizando desde hace varias temporadas en conjunto con los guardavidas un monitoreo de las aves marinas que llegan al litoral marítimo.
Más guardavidas se capacitan con @mundomarino_ar en la asistencia de fauna marina. https://t.co/CnYCle9WmX pic.twitter.com/S00nIXk1Ea
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Con la intención de aplicar medidas concretas, los especialistas decidieron relevar percepciones y representaciones sociales de la problemática de los varamientos y para ello realizaron entrevistas en profundidad a guardavidas con extensa trayectoria en las playas. Los encuentros terminaron por aportar un caudal de información sumamente importante para elaborar un diagnóstico de la situación.
El trabajo interdisciplinario tiene como objetivo fundamental que los socorristas den aviso del varamiento al grupo de biólogos del Conicet, para que se acerquen al lugar, realicen la toma de muestras y tomen las medidas pertinentes para los diferentes casos.
Victoria Cabral, becaria doctoral del CONICET, señaló al respecto del trabajo realizado: “La mayoría de los guardavidas destacaron la importancia en el acceso a la información y cómo cambió significativamente su punto de vista a medida que comenzaron a vincularse con los investigadores. No sólo sobre los varamientos sino también en el reconocimiento de especies, la información que pueden brindarle a turistas y residentes acerca de las características, la alimentación de cada especie y las medidas concretas a implementar al momento de un varamiento”, explicó.
Germán García, otro de los promotores del proyecto e investigador adjunto del CONICET, también valoró el desempeño de los guardavidas de las costas. “A medida que avanzó el vínculo con ellos, aseveramos que se trata de un actor clave que nos brinda una mirada cercana y cotidiana de la situación. Entre octubre y abril desde las 8 y hasta las 20 horas hay al menos una persona en cada puesto monitoreando de manera continua lo que ocurre en el mar y sobre la arena”, relata.
Ojos curiosos
Cabral, licenciada en Ciencias Sociales, se sumó al proyecto durante la última temporada a fin de fortalecer lo que actualmente hacen gran cantidad de guardavidas, que ejercen un rol activo en materia de concientización acerca de la problemática de los varamientos ante la gente que se aproxima a observar y retratar esos fenómenos.
“Como bien nos advertía Guy Debord, en la sociedad del espectáculo las relaciones sociales entre personas son mediadas por imágenes. Ante los varamientos, las denominadas especies carismáticas son objeto de todas las miradas. El extrañamiento que provoca estar cerca de aquello de lo cual poco conocemos, genera el deseo de llevarse como recuerdo de la temporada la tan preciada selfie. Poco importa el peligro que esto pueda provocar en las personas o el propio animal varado”, describió la investigadora.
Para los investigadores vinculados al proyecto, el trabajo de campo realizado les permitió entender que ser guardavida no se trata sólo de cuidar la vida humana, sino también la no humana y que muchos de ellos pueden ser consideradores además como gestores ambientales.
Volvió al mar en San Clemente del Tuyú la tortuga que había expulsado 14 gramos de basura. https://t.co/NEEVtAYdsp pic.twitter.com/QjeAQiweLR
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