La ministra de Seguridad de la Nación encabezó un encuentro entre el Grupo Sudamericano de Trabajo de la agencia de lucha contra el narcotráfico de los Estados Unidos, celebrado en la ciudad de Buenos Aires, en el que recibió a diversos jefes policiales de varios países invitados de la región y a miembros de la embajada norteamericana en Argentina.
El escenario ha sido todo un dato político para las relaciones con la DEA que el gobierno de Mauricio Macri comenzó a reconstruir durante su primer año de gestión, luego de haberse reducido al mínimo durante las gestiones kirchneristas.
Con la llegada de Cambiemos al poder en diciembre de 2015, Washington manifestó su intención de avanzar en una agenda bilateral que también incluyese la cooperación antidrogas. Los contactos se iniciaron de inmediato. En febrero del año pasado, Patricia Bullrich viajó a la capital estadounidense y se reunió con el titular de la DEA, Chuk Rosenberg.
La ministra expresa continuamente que una de sus grandes metas es estar al frente de la nueva estrategia antidrogas de Argentina y gusta comparar sus datos con los del gobierno de Cristina Fernández. Según datos que difundió en octubre del año pasado, entre 2014 y 2015 se decomisaron en la Triple Frontera, el punto caliente del tráfico ilegal que une Paraguay, Brasil y Argentina, unos 6.500 kilos de marihuana. En los primeros 10 meses de 2016, dijo Bullrich, esa cifra creció hasta los 33.000 kilos.
Sudamérica recompone de este modo de la mano del gobierno argentino su relación con la DEA y este último encuentro muestra una alineación que no solo termina siendo bilateral, también incluye a Brasil, Colombia, Ecuador, Paraguay y hasta Venezuela.
Los protagonistas hablan constantemente de tratar de impulsar grupos de trabajo para conformar una red regional de lucha contra el tráfico de drogas, en momentos en que el tema se ha colocado al tope de las agendas de seguridad.