Con mucha frecuencia, demasiada, nos traen los medios noticias sobre situaciones graves que ocurren en territorios de pueblos originarios. Y no solo aquellas que tienen que ver con la humanidad física de las poblaciones sino también sobre lo más importante, su cultura.
El concepto de genocidio nace ante la necesidad de definir el exterminio sistemático de los judíos europeos por el nazismo. Es un producto lógico del racismo. La historia de la conquista de América permite ampliar el concepto y comenzar a hablar de etnocidio ya que el término refiere no solo a la voluntad de exterminar una minoría racial, la destrucción física de los hombres y mujeres, sino a la destrucción de su cultura.
Todas las culturas son etnocentricas, pertenece a su esencia. Todos analizamos el entorno en general a partir de nuestra cultura. Entendemos que es el centro de lo que nos une.
Que nos encontremos con otra cultura (s) es positivo, pero no debería ser motivo -el etnocentrismo- de no interactuar con el “otro”, el otro como diferente. Por lo general esta visión del otro va acompañada de apreciaciones discriminatorias.
Lo importante es evaluar que las culturas de los PO (Pueblos Originarios) interpretan lo diferente no con el concepto de exclusión, no incluyen la práctica etnocida en su relación con otras culturas.
Lo que si vemos es que la cultura occidental si lo es. Si analizamos detenidamente la historia de nuestro continente por ejemplo, vemos que la llamada “conquista” no fue más que un desplazamiento a sangre y fuego (y enfermedades y explotación laboral) de las culturas originarias. Donde las creencias, idiomas y organización social fueron prohibidas, censuradas, abolidas. Es decir un etnocidio.
Contemporáneamente la ampliación de la llamada frontera agropecuaria con el desmonte del bosque nativo en casi todo el norte – para ampliar el cultivo de soja – ha significado un desplazamiento de numerosas comunidades que tenían en ese bosque del cual formaban parte su vida material solucionada.
Pero claro no tenemos que ir tan lejos.
En nuestra vida cotidiana muchos “otros” nos rodean: en una obra en construcción, una obra pública, en el supermercado, en fin, en la calle. Sería bueno preguntarles a muchos de ellos de donde son, no sorprendería conocer orígenes y sentido de pertenencias.
Seguro, habrá collas, tobas (QOM), mapuches, que llegan hoy a un poco más del millón de compatriotas repartidos en toda la geografía nacional, aunque muchos grupos tiene una ubicación geográfica definida que por lo general no abandonan.
Hoy el nuevo coronavirus por el momento está controlado entre los PO del NEA y NOA (por lo menos por la información disponible) pero la pandemia en esa región es el dengue.