Según el registro nacional de femicidios que habitualmente realiza la organización Mumalá (Mujeres de la Matria Latinoamericana), entre el 1 de enero y el 30 de junio de 2020 se cometieron 143 femicidios en la Argentina, lo que equivale a un ritmo de 1 femicidio cada 29 horas. Los crímenes derivaron además en que 177 niños, niñas y adolescentes se quedaran sin madre.
En paralelo durante estos primeros seis meses del año hubo 135 intentos de femicidios. Entre el inicio del aislamiento por la pandemia del nuevo coronavirus en marzo, y hasta el 30 de junio, los femicidios contabilizados según información de prensa llegaron a 80.
En cuanto al total de femicidios cometidos durante la primera mitad del año, los números difieren. 128 fueron femicidios directos (es decir sólo mujeres), otros 7 femicidios vinculan a niñas y mujeres, 6 a niños y varones, y 2 a trans/travesticidios.
Desde Mumalá continúa la exigencia al Estado Nacional para que priorice recursos a fin de lograr una atención integral de las mujeres e integrantes del colectivo LGTBIQ+ y desarrollar una promoción más intensa de políticas públicas para prevenir, sancionar y erradicar las violencias de género.
Registran un centenar de casos de violencia hacia el colectivo LGBTIQ+ en lo que va de 2020. https://t.co/WlX8h1mNF7 pic.twitter.com/XeaQB9Wi1i
— Telégrafo (@telegraficos) June 29, 2020
Muchos datos pero poca unificación de información
Por su lado, desde el observatorio Lucía Pérez también realizaron un tercer informe en lo que va del año sobre los crímenes acontecidos contra mujeres que dio cuenta de un total 154 femicidios.
De ese total, 43 fueron travesticidios, 3 de las mujeres asesinadas estaban embarazadas, 6 eran niñas, 9 eran menores de 20 años y 12 tenían más de 70 años. Hubo además 192 huérfanxs, 72 intentos de femicidios durante la cuarentena y 18 femicidas que se suicidaron después de asesinar.
En este sentido, desde la citada organización señalaron la importancia de reunir en un único informe lo que sucede en todo el país: “Resulta urgente la unificación de los datos, diversificados por la multiplicidad de sistemas de ingresos de denuncias que al no sistematizarse, invisibiliza información que permitiría prevenir y contener estas violencias”.
“No existe en todo el país una línea telefónica, sino varias, así como en cada ciudad de la Argentina hay varios canales para denunciar violencias, sin duda motivados por la gran demanda que cosecha el aislamiento y la pandemia. Es tarea del Estado nacional unificar esa información en un registro único que permita focalizar así territorios, necesidades y, lo que es más importante, a dónde dirigir recursos, que existen y hoy no se ejecutan, como sucedió en estos seis meses del año con el presupuesto del Ministerio de las Mujeres, Géneros y Diversidad”, agregaron desde el observatorio Lucía Pérez.
“Exigimos respuestas concretas y eso significa que los recursos lleguen a los territorios, a las víctimas y a tiempo. Exigimos ser escuchadas y eso significa que ningún plan contra la violencia de género puede ignorar la voz de las víctimas y sus familias. Exigimos estar vivas y ser libres y eso representa el grito Ni Una Menos”, finalizaron.