La situación epidemiológica en Alemania en torno a la pandemia del nuevo coronavirus llevó al gobierno de la canciller Angela Merkel y los mandatarios de los diferentes estados alemanes a endurecer las medidas de confinamiento de la población en la previa de los festejos por Navidad y año nuevo.
Las autoridades anunciaron que las escuelas cerrarán antes de lo previsto habitualmente cada año, en el contexto de las vacaciones de la segunda quincena de diciembre, y que pospondrán su reapertura recién el 10 de enero.
Los bares seguirán cerrados y los restaurantes también, salvo para vender comida a domicilio. El ocio y la cultura seguirán también cerrados. A partir del miércoles, supermercados, farmacias, bancos y gasolineras permanecerán abiertos. El resto de comercios cerrarán.
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“Las medidas vigentes desde el 2 de noviembre no han sido suficientes, desde hace unos días vemos cómo han crecido los contagios de forma exponencial y hay una necesidad urgente de actuar”, expresó Merkel al respecto.
En el país más poblado de la Unión Europea, con aproximadamente 83 millones de habitantes, el gobierno quiere que la incidencia sea inferior a 50 casos por cada 100.000 habitantes en un lapso de siete días pero esa cifra está muy lejos de la incidencia actual de 169,1.
Durante las primeras 24 horas de este último fin de semana los contagios se elevaron a 20.200 y las muertes a 321, según los datos del Instituto Robert Koch (RKI), una cantidad inusualmente alta para un día sábado, cuando el recuento se ralentiza y las cifras suelen disminuir.
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El dato supone además casi 2.500 contagios más que el domingo anterior. Desde el inicio de la epidemia, 21.787 personas han muerto.
“Necesitábamos entre un 70% y un 75% de reducción de contactos y en el mejor de los casos hemos logrado un 40% y los contactos han vuelto a subir drásticamente, debido en parte a las compras de Navidad”, detalló la canciller.
