Durante la tarde de este miércoles 7 de abril, en las playas de San Clemente del Tuyú, 12 pingüinos magallánicos (spheniscus magellanicus) regresaron al mar luego de transitar un proceso de rehabilitación que llevó, en el caso de algunos ejemplares, hasta cuatro meses.
Las aves marinas fueron rescatadas entre finales de noviembre del 2020 y principios de marzo del corriente año en diversas playas de la costa atlántica bonaerense situadas en Villa Gesell, Valeria del Mar, Pinamar y otras localidades del partido de La Costa.
Al momento de su salvataje presentaban cuadros de distinta gravedad, entre ellos de desnutrición, deshidratación y anemia, además de sufrir alta carga parasitaria e hipotermia.
Los pingüinos no pueden reinsertarse de manera individual
Lo particular de estas aves marinas es que tienen un comportamiento gregario y no pueden reinsertarse de manera individual, por lo que es necesario aguardar a que conformen un grupo con una cantidad mínima de individuos.
Luego de que se los desparasitara y se les tomara muestras de sangre a su ingreso, se los trató con alimentación y medicación idónea. Posteriormente los especialistas volvieron a registrar sus condiciones antes de darles el alta veterinaria que los habilitó a integrar al grupo de ejemplares que fueron finalmente reinsertados al mar.
Spheniscus magellanicus
Esta especie de pingüinos magallánicos, que según la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (UICN), se encuentra en estado de preocupación menor, se distribuye a lo largo de todo el litoral sudamericano, tanto en la Patagonia argentina, como en el sur de Chile. En Argentina se extienden desde península Valdés, en Chubut, hasta la isla Martillo, isla de los Estados e islas Malvinas, en Tierra del Fuego.
Su ciclo de reproducción se lleva a cabo entre septiembre y marzo. Luego de esa etapa mudan su plumaje e inician su viaje migratorio entre fines de marzo y principios de abril, el cual puede llegar hasta la latitud de Río de Janeiro. Durante ese viaje anual de alrededor de seis meses pueden recorrer un total de 5.000 kilómetros.
Alimentación de los pingüinos
En cuanto a la alimentación su dieta se compone de peces como anchoitas, sardinas y merluzas; moluscos, como calamares, y crustáceos, como el langostino. El viaje migratorio se relaciona con el movimiento estacional que realiza la anchoita, una de sus principales presas, que durante el invierno del hemisferio sur, luego de haber migrado desde nuestra Patagonia, desovan en las costas de Brasil.
“Estos animales pasan gran parte de su vida en el agua buscando alimento, por lo que no es un buen síntoma que aparezcan solos en nuestras playas. Lo que vemos es que año tras año aparecen desnutridos, anémicos y con cuadros de hipotermia. Nuestros colegas brasileños lo denominan síndrome del pingüino varado. Por algún motivo, en su periplo migratorio no están encontrando suficiente alimento y salen famélicos a nuestras costas. Sin asistencia, difícilmente sobrevivan”, explica Sergio Rodríguez Heredia, responsable del Centro de Rescate y Rehabilitación de la Fundación Mundo Marino.
Por su parte, Juan Pablo Loureiro, médico veterinario y director técnico de la Fundación Mundo Marino, ahondó: “Los pingüinos no se hidratan a través del agua de manera directa, sino a través del alimento sólido que ingieren. Ante la falta de alimento, comienza un proceso de deshidratación. Por eso, el tratamiento consistió en primera instancia en hidratarlos con agua y un complejo vitamínico. Luego, progresivamente se les ofrece una fórmula líquida con pescado, hasta que finalmente toleran de buena manera pescado cortado o entero”.
Trabajo en red
En el caso de los pingüinos hallados en Villa Gesell fueron inicialmente asistidos por la Asociación de Naturalistas Geselinos, mientras que los encontrados en Pinamar y Valeria del Mar, recibieron los primeros auxilios de parte de la Fundación Ecológica Pinamar. Ambas instituciones trabajan de manera cooperativa junto con la Fundación Mundo Marino. El resto de las aves fueron asistidas por la institución san clementina luego del llamado de turistas que se encontraron con los animales en la playa.
Al respecto del trabajo mancomunado, Rodríguez Heredia detalló: “Este rescate es un símbolo del trabajo y el compromiso de un conjunto de personas, porque los que trabajamos en conservación de la biodiversidad lo hacemos en red. Cada actor e institución que trabaja es indispensable. De hecho esta reinserción no hubiese sido posible sin el compromiso de la Fundación Ecológica Pinamar, la Asociación de Naturalistas Geselinos, la Fundación Verdemar de Villa Gesell, guardaparques del OPDS y tantas otras instituciones con quienes compartimos conocimientos y experiencias”, celebró.
Reinserción al mar de los pingüinos
Durante la reinserción estuvieron presentes miembros de la Fundación Ecológica Pinamar y de la cooperativa Reciclando Vidas, de la localidad de Santa Teresita. Esta última, que se dedica a la recuperación de residuos reciclables a través de la inclusión social de poblaciones vulnerables, recibió recientemente como donación una compactadora por parte del Parque Educativo Mundo Marino. Hace poco más de un año que Mundo Marino se transformó en una fuente de recursos para Reciclando Vidas, dado que les entrega sus residuos para su recuperación. Actualmente recuperan entre 10 y 15 toneladas de residuos por mes.
“Esta imagen quedará perpetuada en mi memoria. Al ver esos animales volviendo a su hábitat no pude evitar relacionarlo con nuestra actividad diaria. Porque cada vez tomamos más conciencia del mal que podemos generar en el ambiente si no le damos un tratamiento adecuado a los residuos que generamos. Todos tenemos que ser conscientes de que hacemos mucho daño al arrojar basura y que tenemos que reducir lo máximo posible el material descartable que utilicemos. Aprovecho para agradecer a Mundo Marino la compactadora que nos donó y que instalaremos en nuestra sede de Mar de Ajó”, explicó Mariano Boccazzi, presidente de la cooperativa Reciclando Vidas.