Tiene esclerosis múltiples y la prepaga le niega el tratamiento que necesita
Agustín Párraga es un joven de Mar del Plata que tiene 35 años. Fue en 2012 cuando después de varios estudios los médicos le detectaron esclerosis múltiple, una enfermedad degenerativa que según sus propias palabras “no se cura, pero se puede controlar y aprender a vivir con ella”.
Tal es así que, con el tratamiento correcto, hasta hace unos meses Agustín podía llevar su vida con normalidad: estudiar en la Universidad de Mar del Plata, trabajar en un café y practicar deportes acuáticos.
El calvario comenzó cuando los doctores le informaron que debía cambiar la medicación y Thema, la prepaga que paga todos los meses de su propio bolsillo desde antes de conocer su diagnóstico, se lo negó.
“Resulta que con esta enfermedad uno toma regularmente ciertos remedios que hacen efecto, pero pasado un tiempo el cuerpo se acostumbra y hay que cambiarlos”, cuenta Agustín en diálogo con Telégrafo. Las nuevas recetas que especialistas de la Clínica Pueyrredón de Mar del Plata y el Fleni de Buenos Aires recomendaron a principio de año eran Cladribina de Mavenclad, Amantadina Virosol y Vitamina D.
Lo cierto es que si Agustín quisiera comprar en una farmacia estos medicamentos jamás podría hacerlo: valen más de medio millón de pesos, algo inalcanzable para cualquier trabajador.
Ante la negativa de parte de Auditoría “que siempre rechazó el tratamiento”, el joven no tuvo otra alternativa más que recurrir a la Justicia y con la intervención de un abogado presentó un recurso de amparo. El juez falló a su favor, pero Thema sigue sin cumplir con el tratamiento.
Agotado de luchar por la vía legal y no obtener respuestas, el joven decidió salir a hablar en los medios de comunicación de todo el país y dar a conocer su situación que “seguro le pasa a muchas otras personas también”. “La repercusión fue increíble, agradezco tanto el cariño de la gente”, sostuvo.
En estos momentos, la esclerosis múltiple que padece Agustín se encuentra en “estado activo” y las consecuencias que ello puede traer en su salud son inesperadas. “Un día me puede levantar sin poder moverme”, dice. La urgencia es mucha.
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