Hace poco menos de un mes un dañino episodio tuvo lugar en el mar de Perú, específicamente en la refinaría La Pampilla, donde el día 15 de enero se produjo un derrame de crudo que afecta a las costas de la región central de ese país.
El suceso que desencadenó en esa nación sudamericana un drama ambiental sin precedentes tuvo lugar en paralelo al fuerte debate surgido en Argentina en torno al proyecto impulsado por el gobierno nacional para iniciar la exploración en busca de hidrocarburos a 300 kilómetros de la costa atlántica bonaerense.
En los últimos días se conocieron los datos de geo posicionamiento emitidos por el petrolero italiano Mare Doricum, el navío que se hallaba en operaciones de descarga del crudo en la citada refinería peruana situada a 25 kilómetros de las costas del distrito de Ventanilla, en la región del Callao.
Según las conclusiones de un estudio realizado a partir de datos de información pública de las consultoras Inerco y Orbital Eos, difundido por el diario El País de España, todo indica que fue el movimiento del buque el que sometió a las mangueras que lo conectaban a la instalación submarina de descarga a una enorme tensión, rompiéndolas y derramando al mar el crudo que el navío estaba bombeando.
La Justicia suspendió el proyecto de exploración petrolera en el Mar Argentino. https://t.co/T2InbaHHEe pic.twitter.com/fTYYJN4tKB
— Telégrafo (@telegraficos) February 12, 2022
Dos semanas después del derrame protagonizado por el buque de la firma española Repsol -que tenía 900.000 barriles de petróleo brasileño en su interior- las huellas del desastre ecológico siguen muy presentes en el mar y las playas pese a las tareas de limpieza realizadas.
El vertido dejará gastos multimillonarios entre reparaciones, multas y reclamos de indemnizaciones y se prevé además un proceso judicial largo para fijar responsabilidades, tanto para el Estado como para las compañías y aseguradores intervinientes.
Tras ese vertido de petróleo, el mayor en la historia de la costa central de Perú, el ministro de Ambiente, Rubén Ramírez, anunció la suspensión de las operaciones de carga y descarga de hidrocarburos de la empresa Repsol hasta que la compañía “brinde las garantías técnicas de que no se va a producir otro derrame”, una decisión tildada de “desproporcionada e irrazonable” por parte de la firma española.
Según informó la autoridad ambiental peruana, la fuga del crudo durante la descarga del buque italiano fue de unos 11.900 barriles, aunque la empresa alega que han sido 1.500 tarros menos.