De la desaceleración económica en curso en latinoamérica, según el Banco Mundial, se desprenden dos datos principales: en primer lugar, que durante el período 2009-2014 las tasas de crecimiento en la región fueron más bajas que en el período 2004-2009. En segundo lugar, que las tasas de crecimiento del 40 por ciento más pobre han caído más en términos relativos.
Así lo sostuvo el analista Oscar Calvo-González en un artículo disponible en el sitio de internet de datos de libre acceso que habilita el Banco Mundial.
Según señala el especialista, la baja en la actividad económica “ha reducido el crecimiento en todos los segmentos de la distribución del ingreso en América Latina, dejando atrás la muy distinta historia de mediados de los 2000”.
“En ese entonces el crecimiento económico no solo fue alto; sino que también benefició más a los pobres que al resto de la población. De hecho, desde 2006 hasta 2011, América Latina y el Caribe tuvo la mayor tasa de crecimiento de los ingresos en el mundo para el 40 por ciento más pobre de la población. Desde entonces, sin embargo, las tasas de crecimiento han venido desacelerándose”, sostuvo Calvo-González.
El siguiente gráfico muestra que en los períodos más recientes, los puntos en la gráfica están más cerca de la línea punteada de 45 grados, donde el promedio de crecimiento y el crecimiento del 40 por ciento más pobre son iguales. En otras palabras, el crecimiento ya no es tan beneficioso para los pobres (indicado por estar a la izquierda de la línea de puntos) como lo fue en los años anteriores. El crecimiento observado del ingreso en el período más reciente está a la derecha de esta línea, lo que indica que el crecimiento para el 40 por ciento más pobre fue menor que para el resto de la población.
De acuerdo a lo recordado por el propio funcionario del Banco Mundial, “en la última década, aproximadamente el 70 por ciento de la reducción de la pobreza en la región fue impulsada por el crecimiento de los ingresos y no por la redistribución de la renta. Será crucial amortiguar el impacto de la desaceleración en los pobres y vulnerables, garantizando que el acceso a servicios básicos y oportunidades no se vea comprometido”, concluyó Calvo-González.