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Lo que más atrajo de los bitcoins, podría sepultarlos en el olvido

El valor del bitcoin alcanzó nuevos máximos en junio de 2017 (2.851 dólares, mientras que hace justo un año valía 600) y el dato se conoció en paralelo a que un grupo de expertos en ese tipo de transacciones, investigara una gran debilidad.

Una parte del atractivo del bitcoin para muchos de sus usuarios es la falta de control centralizado o de regulación por parte de un gobierno o un banco. En vez de ello, el bitcoin depende de una tecnología conocida como “cadena de bloques” para realizar y garantizar las transacciones.

La cadena de bloques es una base de datos pública que registra las transacciones digitales, es descentralizada, no está regulada y es anónima. Sus usuarios quedan atraídos por esas características a causa de la creciente desconfianza que hay en la gente con las instituciones financieras y los gobiernos. La tecnología permite a las personas retomar el control sobre su dinero, sin restricciones sobre dónde y cuándo puede enviarlo.

Se cree que actualmente más de 10 millones de personas en todo el mundo poseen bitcoins y más de 100.000 comerciantes los aceptan a cambio de productos (sin contar a todos los que los usan para vender drogas y otros bienes ilegales en el mercado negro).

Sin embargo, una investigación realizada por Corina Sas con financiación de AHRC y de la Comisión Europea, indica que la falta de confianza social en la manera en que funciona la cadena de bloques constituye un obstáculo para que el bitcoin se generalice más.

Los análisis, publicados originalmente en inglés en la web The Conversation, traducidos por News Clips y difundidos por el diario El País de España, indican dos aspectos fundamentales del diseño de la cadena de bloques que plantean problemas importantes para la confianza social entre sus usuarios.

Es evidente que el anonimato resulta atractivo para la gente que pretende evitar el control gubernamental. Y las transacciones irreversibles se incluyeron en el diseño original de la cadena de bloques como una característica positiva para eliminar el privilegio. Pero en la práctica, la mayoría de la gente está acostumbrada a confiar en la reputación de un vendedor para decidir si le compra o no, y en la capacidad del sistema legal y financiero para ayudarla si algo sale mal. Nada de esto es posible con los bitcoins.

El problema es que la cadena de bloques solo registra el movimiento de bitcoins, no el movimiento de otras monedas o productos. Ante los registros de movimiento de la cadena de bloques, no hay ninguna autoridad a la que quejarse por fuera de los bitcoins y existe entonces un importante riesgo de que los usuarios puedan ser engañados por comerciantes deshonestos que no cumplen su parte del trato.

Según el estudio de Sas, de 20 usuarios de bitcoins pertenecientes a cinco grupos de Internet de Malasia, con más de dos años de experiencia en el uso de la cadena de bloques, más del 50% prefería que las transacciones estuviesen reguladas e identificadas, para que las transacciones puedan anularse o que los comerciantes deshonestos sean sancionados legalmente.

Esto muestra que existe un desequilibrio entre la libertad y el poder que otorga la naturaleza no regulada de la cadena de bloques, y la ausencia de la seguridad que la gente está acostumbrada a recibir por parte de las instituciones financieras tradicionales. Si esto no se resuelve, este desequilibrio podría limitar la expansión del bitcoin más allá de su base actual, e incluso reducir el número de usuarios.

Ahora,  los desarrolladores de bitcoins buscan crear herramientas para resolver algunas de las preocupaciones de los usuarios. Por ejemplo, alguna manera de registrar si los elementos del mundo real de las transacciones de bitcoins también pueden llegar a comprobarse, ser autorizados y se anoten en la contabilidad pública.

Los monederos electrónicos de los bitcoins podrían estar vinculados a un archivo de reputación que los usuarios podrían ver antes de aceptar un trato, más o menos de la misma manera en que algunos sitios como eBay permiten a los usuarios calificar a los vendedores. Y, además del protocolo de la cadena de bloques irreversible, podrían crear mecanismos que permitieran anular las transacciones individuales de doble sentido.

 

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