Emmanuelle Pouydebat, bióloga e investigadora del Centre National de la Recherche Scientifique de Francia, publicó ‘Inteligencia animal. Cabeza de chorlitos y memoria de elefantes’, un espectacular trabajo sobre la formidable capacidad de adaptación de los animales, ya sea tengan pico, pies, trompa o tentáculos.
El diario El País de España publicó un artículo con un fragmento de la obra sobre los descubrimientos de los últimos 20 años y detalló particularmente cómo las aves son también una de las más especies más creativas en el planeta.
En los registros obtenidos, se ha visto a una grulla canadiense (Grus canadensis) utilizar un pañuelo para secarse. Al carpintero del desierto (Melanerpes uropygialis) sirviéndose del pico como recipiente para transportar y sorber miel y al águila negra africana (Aquila verreauxii) perfectamente capaz de lanzar objetos para atacar a otro individuo.
Los retratos siguen con el macho del pergolero grande (Chlamydera nuchalis), un pequeño pájaro australiano que cubre el suelo de su nido con un tapiz hecho de racimos de olores y hojas de variados colores, que completa con conchas, semillas, pequeños guijarros y objetos del mismo tono, con el propósito de atraer a su pareja.
Por lo general, los cuervos y las cornejas son los campeones de la utilización y la fabricación de herramientas con algún grado de complejidad.
Un ejemplo, documentado en Japón, -en un tipo de anécdotas que es frecuente en Francia y Estados Unidos-, un cuervo grande (Corvus corax) sobrevuela una calle. Lleva una nuez en el pico. Se posa en un cable del tendido, cerca de un semáforo y encima de un paso peatonal. Cuando el tráfico es más denso deja caer la nuez sobre la calzada, y los autos que van y vienen acaban rompiendo la nuez. Este pájaro se vale nada menos que de la circulación automotora como de una herramienta. Pero es capaz de sorprender aún más. En efecto, el cuervo aguarda pacientemente que la luz del hombrecillo verde en el semáforo se encienda y la de los coches pase a rojo, y solo entonces vuela hasta el paso peatonal y recoge la nuez, ahora libre de su cárcel.
En laboratorio se pueden observar ejemplos fascinantes. Los cuervos de Nueva Caledonia son capaces de secuenciar la utilización de herramientas, como en esta serie de tres operaciones: atrapar un objeto con una cuerda y, valiéndose de él, alcanzar otro más largo con el que acceder a un alimento depositado en el fondo de una caja. También saben utilizar herramientas para explorar su ambiente, como cuando con una ramita tantean arañas y serpientes introducidas en su espacio vital, probablemente para asegurarse de su inocuidad antes de atraparlas. Temerarios, quizá, pero no tontos.