La empresa Telefónica, junto con la Universidad Carlos III, la startup Divisek y la operadora Dronitec, trabajan conjuntamente en un proyecto que persigue usar la red de torres de telefonía móvil de la compañía (unas 15.000 en Europa y Latinoamérica), drones e internet para acelerar los tiempos de reacción ante los incendios forestales, una problemática muy común en Argentina.
El funcionamiento en el país ibérico es el siguiente: se equiparon a las torres de telefonía con sensores de varios tipos, como térmicos, de humo y de viento, que puedan detectar focos y lanzar así una alarma.
Esta alarma se envía a un centro de control, y llega a un hangar que se abre automáticamente y libera un dron que viaja de forma autónoma al área del incendio potencial y captura información con cámaras y sensores embarcados, según la información facilitada por la compañía de telecomunicaciones.
Esta información se envía en tiempo real a través de una señal con tecnología 4g usando un software de conexión de dispositivos desarrollado por la operadora. Mientras tanto, el dron vuela de manera autónoma de vuelta al hangar, donde se recarga automáticamente.
La Universidad Carlos III ha puesto a disposición de la operadora un modelo de dron con una autonomía máxima de 20 kilómetros, según explicó Fernando García, profesor y miembro del Laboratorio de Sistemas Inteligentes de la institución académica en una nota al respecto publicada por el diario El País de España.
Los mapas inteligentes también resultan de ayuda. Es el caso del programa llamado Esri, que recopila información de distintas fuentes: la velocidad y dirección del viento, la propagación del fuego y el perímetro del incendio, las rutas que siguen los medios terrestres que estén luchando contra las llamas y su posición, dónde están haciendo las descargas los medios aéreos… todo se plasma en un plano digital que se actualiza en tiempo real.
La startup Pyrosat, por su parte, trabaja más en el plano de la prevención: ha generado un programa que es capaz de crear mapas de riesgo que detectan dónde es más probable que aparezca un incendio. Para ello, capta datos de la geometría y de la vegetación que hay, como las hojas y las ramas que han caído al suelo.