Se encuentra en el nordeste de Brasil y fue creada por la Syntermes dirus, un minúsculo insecto que ha excavado millones de montículos de tierra de forma regular, casi matemática, con una densidad de 1.800 unidades por kilómetro cuadrado.
El descubrimiento llegó a través del estudio a fondo de los murundus (como se conoce a estos montículos en los estados brasileños de Bahía y Minas Gerais), e indica que muchos de ellos llevan milenios ahí, lo que los convierte en una de las estructuras de origen biológico más antiguas.
En los últimos 4.000 años han levantado más de 200 millones de montículos.
Aunque conocidos por los lugareños, su extensión real no se ha podido determinar hasta que la deforestación y los satélites han desvelado su grandeza.
Publicado en CurrentBiology, y difundido por el diario El País de España, el estudio muestra que hay más de 200 millones de montículos repartidos por 230.000 kilómetros cuadrados, una extensión comparable a la que tiene todo Reino Unido.
Cada murundus está formado por unos 50 metros cúbicos (m3) de suelo, así que las termitas han tenido que excavar unos 10 kilómetros cúbicos de tierra, el equivalente a la necesaria para levantar 4.000 pirámides como la de Guiza.
Las termitas excavan mientras buscan hojas caídas con las que alimentar a su colonia
Más que la cantidad de tierra movida, de todos modos, lo que intriga a los científicos es la regularidad. Con pequeñas variaciones, los montículos tienen una altura media de dos metros y medio y una base de nueve metros. Fascina aún más lo regularmente distribuidos que están sobre el terreno. Los montículos distan entre sí una media de 20 metros, así que forman patrones geométricos regulares visibles desde el aire o el espacio.
«Es, con mucho, la estructura animal más grande y extensa jamás encontrada», sostiene el entomólogo de la Universidad de Salford (Reino Unido) y coautor del estudio, Stephen Martin, en diálogo con el citado medio ibérico.
