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La nave que averiguará si Marte está muerto ya aterrizó en el planeta rojo

La misión InSight de la NASA llegó a su destino y la nave que realizará la primera misión espacial que estudiará el interior del planeta y averiguará si está completamente muerto o aún alberga algo de actividad en sus entrañas, ya está en acción.

La nave de la NASA ha entrado en la fina atmósfera marciana a 20.000 kilómetros por hora y aprovechó su contacto con la envoltura de gases marciana para bajar su velocidad hasta los 1.500 kilómetros por hora. Cuando se hallaba a unos 12 kilómetros de la superficie, la máquina desplegó un paracaídas. A 1.000 metros de altura, este se desprendió y entró en funcionamiento el radar y un sistema de inteligencia artificial que controló la intensidad de 12 retropropulsores para realizar la última fase de frenado hasta los ocho kilómetros por hora.

InSight se posó sobre la planicie de Elysium, una superficie marciana llana, polvorienta, sin apenas accidentes geográficos, pero muy segura para el aterrizaje e ideal para el objetivo principal de la misión. Unos 40 días después de tomar tierra un brazo robótico depositará sobre el suelo uno de los dos instrumentos principales de la misión: un sismómetro cuyo péndulo es capaz de detectar movimientos de una cien mil millonésima parte de un metro.

 

Reconstrucción de Insight en la superficie de Marte. NASA REUTERS-QUALITY

 

Según revela el diario El País de España en un artículo al respecto, este instrumento será el primero de la historia capaz de detectar movimientos sísmicos —martemotos— y también impactos de meteoritos a kilómetros de distancia.

Al segundo instrumento le apodan el topo: un percutor que penetrará hasta cinco metros en el suelo marciano dejando sensores de temperatura en su camino. Con estos instrumentos se podrá averiguar si Marte está completamente muerto desde el punto de vista geológico o aún conserva algo de vida geológica y térmica.

Esta misión puede aclarar las dimensiones de la corteza, el manto y el núcleo del planeta, que es rocoso como la Tierra. Es posible que las capas externas del núcleo hechas de hierro fundido se hayan solidificado, lo que a su vez habría debilitado el campo magnético y habría permitido que el viento solar se llevase buena parte de la atmósfera del planeta, reduciendo drásticamente las posibilidades de que pueda haber vida en la superficie.

Otro de los objetivos de una estación meteorológica instalada a bordo de la nave es saber en qué momentos hay menos viento y se pueden tomar mediciones sísmicas más fiables.

 

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