Un informe encargado por la Organización Mundial para la Salud (OMS) no ha encontrado evidencias significativas de que los compuestos no calóricos (o bajos en calorías) tengan efectos beneficiosos en la salud más allá de una ligera pérdida de peso.
La demonización del azúcar ha ido pareja a la divinización de los edulcorantes no azucarados. La sacarosa del primero ha sido relacionada con la obesidad, la caries dental, la diabetes tipo 2 y alteraciones del ritmo cardíaco, entre otras enfermedades. Por eso, las autoridades sanitarias recomiendan reducir su ingesta, en especial entre los más pequeños y grupos de riesgo específicos.
Esa baja en el consumo ha dejado paso a una lista larga de edulcorantes, entre artificiales y naturales, como la sacarina, que hace unas décadas era un medicamento para los diabéticos, el aspartamo, el acesulfamo K o la estevia (extraída de la planta stevia rebaudiana).
Todas estas sustancias son entre 100 veces (la planta luo han guo) y 20.000 veces más dulces (el advantamo, un nuevo edulcorante de alta intensidad) que la sacarosa, según datos de la FDA de EE UU. La mayoría tiene cero o muy pocas calorías.
Según reveló el diario El País de España en un artículo al respecto, la OMS está preparando una guía sobre los edulcorantes no azucarados y, como punto de partida, ha pedido a un grupo de científicos un estado de la cuestión. Los investigadores han rastreado las publicaciones y estudios científicos que hayan analizado los efectos sobre distintos aspectos de la salud de todos o alguno de estos edulcorantes, encontraron 56 investigaciones y sus resultados y conclusiones las acaban de publicar en la revista British Medical Journal.
«No hay pruebas suficientes para evaluar de forma definitiva los beneficios y, en particular, los posibles efectos a largo plazo de los edulcorantes no azucarados», dice el investigador del Instituto para la Evidencia en Medicina de la Universidad de Friburgo (Alemania) y principal autor del estudio, Joerg J. Meerpohl. «Puede que haya un pequeño efecto sobre el peso a corto plazo, pero no tenemos datos de alta calidad que lo confirmen a largo plazo», añade. Eso sí, «tampoco tenemos pruebas consistentes de impactos negativos destacables para la salud», completa.
La Asociación Internacional de los Edulcorantes reaccionó al estudio destacando la parte que confirma la conexión entre edulcorantes y pérdida de peso o higiene dental.