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Los incendios en la Amazonia favorecieron la fusión de los glaciares

En un trabajo publicado en la revista científica Scientific Reports, investigadores recopilaron los datos existentes sobre los incendios acontecidos en lo que va del siglo en la región amazónica.

Según describe un artículo al respecto del diario El País de España, la inmensa mayoría de esos incendios ocurren entre agosto y octubre, cuando se produce la transición entre las estaciones seca y húmeda.

En esos meses, la escasez de lluvias evita que estas puedan arrastrar el hollín de las quemas. Se estima que la cubierta vegetal quemada en América del Sur genera unas 800.000 toneladas de hollín al año.

 

Los incendios en América del Sur vistos por la noche entre el 15 y el 22 de agosto de este año. (Imagen EOSDIS/NASA)

 

Los últimos incendios que quemaron la selva y sabana amazónicas tienen también otro efecto muy lejos de allí: deshielan los glaciares andinos. Esa fue una de las conclusiones principales a la que llegó el citado estudio que muestra cómo el hollín de las quemas viaja por el aire hasta la cordillera y, al depositarse sobre el hielo, aumenta la radiación solar que atrapa, acelerando su fusión.

El 23 de agosto de 2010 hubo 148.946 incendios en la región amazónica. Aquel verano austral fue el peor del siglo en cuanto al fuego, aún mayor que el de este año. El humo, que transporta hollín o carbono negro fruto de la combustión, nubló Los Andes, como muestra el archivo de imágenes por satélite de la NASA. Días después de la oleada de fuegos de aquel año hubo un pico de descarga de agua procedente de varios glaciares. Ahora, investigadores brasileños y franceses han unido los puntos.

Para complicar las cosas, en los meses de la temporada de incendios los vientos dominantes en la región, hasta entonces del oeste, rotan a este/noreste, en dirección a las cumbres andinas.

Para saber dónde se dirige la columna de humo, los científicos también analizaron más de 2.000 trayectorias del humo en esos meses desde 2000 y 2016. Con esos datos pudieron crear un modelo de deposición de partículas de carbono negro sobre el hielo y cómo estas impurezas reducían su efecto albedo, es decir, su capacidad de reflejar la radiación solar.

Los científicos aplicaron su modelo al Zongo, un pequeño glaciar de la cordillera boliviana de Los Andes. Allí, glaciólogos franceses (algunos de ellos coautores de la investigación) tienen una base de la que han salido los datos sobre las partículas de hollín acumuladas en el hielo y la descarga anual en forma de agua que pierde el glaciar.

En 2010, el estudio indica que en la capa más superficial de cada metro cuadrado de hielo había 1,17 miligramos de carbono negro. En concentración, en septiembre de ese mismo año había 73,4 partes de hollín por mil millones de materia (ppmm). La cifra bajó hasta 29,2 ppmm en octubre.

Aunque el resultado solo puede aplicarse a este glaciar, los autores del trabajo creen que los incendios también estarían agravando el deshielo de más glaciares andinos. De hecho, estudios anteriores en un centenar de glaciares de la cordillera Blanca, en los Andes peruanos, encontraron una concentración de carbono negro de hasta 80 ppmm, aún superior a la hallada en el Zongo.

 

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