La obra tendrá 1,7 kilómetros de largo, 50 metros de alto y 36 de ancho, tiene un costo estimado de 293 millones de euros y obligará a retirar unas ocho millones de toneladas de roca en la zona de Stad.
Los vikingos, con fama de ser muy buenos navegantes, solían evitar esa región marítima, siempre catalogada como la de aguas más peligrosas del país.
Los trabajos, anunciados por el ministro noruego de Transportes, Ketil Solvik-Olsen y difundidos por el diario El País de España, permitirán a barcos de gran calado esquivar esa región.
En otros lugares del mundo, como en Canal de Midi (Francia) ya existen túneles para grandes barcazas, pero el de Stad será el primero en poder permitir el paso de barcos de hasta 16.000 toneladas, tanto de transporte de viajeros como de mercancías.
El gobierno del país nórdico cree que la monumental obra incrementará las actividades industriales y comerciales. El coordinador del proyecto, Terje Andreassen, cree que las obras empezarán en 2019 y se prolongarán entre tres y cuatro años. De cumplirse los plazos más optimistas, según la administración costera de Noruega, la obra debería estar terminada en 2023.