Con la Luna situada sobre el océano Pacífico en la zona de América del Norte, durante la madrugada de este martes 8 de noviembre tendrá lugar un eclipse total, el segundo del año y el último de su tipo hasta 2025, conocido como la ‘Luna de sangre’.
El fenómeno se debe al tránsito de la Luna a través de la sombra terrestre, algo que provocará que el satélite natural de la Tierra adopte una tonalidad rojiza durante unos noventa minutos, mientras marcha en dirección al oeste.
Mientras más al norte del planeta se encuentre el observador, mejores serán las condiciones para encontrar a la Luna en lo alto de la bóveda celeste.
El suceso será visible particularmente en el este de Asia, Australia, Canadá, Estados Unidos, México, Centroamérica, Colombia y las regiones más boreales de Perú y Venezuela.
En Argentina podrá verse de manera penumbral, ya que el punto máximo tendrá desarrollo pasadas las 7 de la mañana, por lo cual su observación se verá interrumpida por la salida del sol, pautada para las 6 de la mañana y 34 minutos.
Contaminación lumínica: los impactos contra la astronomía que generan los satélites. https://t.co/0OIfp4LPSt pic.twitter.com/05Q4JRDnkM
— Telégrafo (@telegraficos) September 7, 2020
¿Por qué se dice la ‘Luna de sangre’?
Completamente inmersa en la umbra, la Luna se tiñe de rojo, un fenómeno óptico que, tal y como ocurre en cada salida y puesta de Sol, se debe al efecto de la atmósfera terrestre en la dispersión de la luz solar que bloquea las longitudes de onda cortas (azules y violetas) y privilegia el paso de las ondas largas (rojas).
Como cualquier eclipse lunar, es seguro observarlo a ojo desnudo y no hace falta ningún filtro óptico. Aunque la Luna se encontrará próxima al punto de su órbita más alejado de la Tierra (apogeo) y puede percibirse ligeramente más pequeña, en cielos despejados y libres de contaminación lumínica, el tono ocre será más evidente.
Con binoculares o un telescopio sencillo, será posible captar mayor detalle de los mares y cráteres lunares.