La Real Academia Española decidió incorporarla a partir de diciembre próximo como sustantivo.
Darío Villanueva, director de la entidad, explicó que habrá de decirse “la era de la posverdad” y no “la era posverdad” (pese a que en inglés funciona como adjetivo: “The era of post-truth politics”, por ejemplo: “la era de las políticas posverdad”).
En español, no llevará un guión entre el prefijo y la raíz: será “posverdad” y no “pos-verdad”.
Al respecto del uso del prefijo pos-, eso no implica que vivamos un momento en el que la verdad ha desaparecido, del mismo modo que “la era posindustrial” no define la época en la que ya dejaron de existir industrias. En ambos casos, se denota que lo mencionado en la raíz (verdad) ha dejado de ejercer un papel fundamental.
El término “posverdad” refleja aquello que las personas sienten ante un estímulo, sus emociones respecto de una idea o de un líder, sus sensaciones subjetivas, priman en las decisiones que toman y son más importantes para ellos que la verdad misma.
El director de la Academia, en entrevista con el diario El País de España, ha definido en su conferencia “posverdad” como las informaciones o aseveraciones que no se basan en hechos objetivos, sino que apelan a las emociones, creencias o deseos del público.
Según detalló el citado medio español, la palabra en inglés se empleó por primera vez, post-truth, en 1992 (lo hizo el dramaturgo serbio-estadounidense Steve Texich en un artículo publicado en la revista The Nation); y en español se atribuye la primera mención documentada al escritor Luis Verdú, en su libro El prisionero de las 21.30, publicado en 2003. Desde entonces hasta aquí, su uso no ha dejado de crecer en ambos idiomas. Google responde que en su seno se ha reproducido ya 516.000 veces.