Más de 100.000 manifestantes ocuparon las calles de la ciudad alemana de Hamburgo para protestar contra la reunión de los presidentes de las principales potencias y evidenciaron el malestar mundial por la situación que se vive en muchas regiones del planeta.

Hubo algunas marchas que terminaron por derivar en una violencia sin precedentes e incluso obligar a los mandatarios a cambiar sus itinerarios y cancelar encuentros durante diferentes jornadas, luego de ser recibidos con una manifestación convocada bajo la leyenda ‘Bienvenidos al infierno‘.

Según relata el diario El País de España, la última gran manifestación, la del cierre de la cumbre bajo el lema “Solidaridad sin fronteras”, se ha desarrollado de forma pacífica. 76.000 manifestantes según los organizadores han vuelto a tomar las calles.

Grupos ecologistas, feministas, indigenistas y todo tipo de ciudadanos de a pie se reunieron en la ciudad. “El mundo arde”, rezaba un cartel que portaba un manifestante, a su lado, otro sostenía una pancarta que complementaba “y ustedes son el petróleo”.

Las organizaciones eclesiásticas han estado también muy presentes en la marcha y han ofrecido apoyo logístico a los manifestantes durante estos días. Las iglesias y sus terrenos han dado cobijo a los activistas llegados desde infinidad de países. “Esta economía mata” reflejaba otro mensaje, en relación a una de las citas habituales del papa Francisco en torno a la política internacional.

Coches quemados, escaparates rotos y aceras levantadas daban testimonio de la dureza del combate urbano entre parte de los manifestantes antisistema y las fuerzas de seguridad. En total, en los últimos tres días, de acuerdo a lo difundido por medios europeos, 143 activistas fueron detenidos y 200 policías resultaron heridos.