La mitad de las poblaciones de orcas del mundo están contaminadas

Con los datos de la concentración de policlorobifenilos (PCB, de los que hay decenas de formulaciones) en 350 orcas de las 19 grandes poblaciones que quedan en el mundo, un grupo de investigadores ha encontrado ejemplares con 1,3 gramos de PCB por kilogramo de grasa.

Los análisis sobre el impacto de estos compuestos en los mamíferos estiman que basta una concentración de 0,05 gramos por kilo para dañar el sistema reproductor, el endocrino y el inmunitario.

El policloruro de bifenilo empezó a usarse cuando se descubrió que tenía unas propiedades físicas y químicas que lo convirtieron en elemento fundamental de la electricidad y la electrónica: desde los años 30 del siglo XX, no había transformador, condensador o motor eléctrico que no lo llevara.

Sin embargo, a finales de los 60, algunos científicos alertaron de que sus virtudes químicas escondían una maldición. Primero vieron que era carcinógeno y más tarde se comprobaría que también afectaba a la fertilidad y las defensas del organismo. En 1972 fue prohibido en Estados Unidos, su principal fabricante, y poco después en el resto del mundo.

40 años más tarde, los científicos descubrieron que el compuesto está matando a la cúspide de la vida en el mar: las orcas.

La orca que quedó varada en agosto pasado en las costas de la localidad de Nuevo Atlantis.

El trabajo, difundido por el diario El País de España, muestra que, salvo las orcas de las regiones polares, el resto de las poblaciones tienen concentraciones significativas de PCB. Así, mientras los ejemplares muestreados en la Antártida tienen menos de 0,01 gramos de PCB por kilo, en otras, como al norte de Japón o el Reino Unido, las cifras suben hasta el medio gramo.

De hecho, el estudio muestra una correlación entre cercanía relativa a zonas de producción o consumo masivo de estos compuestos en el pasado y su presencia en la grasa animal.

El PCB entra en los tejidos de las orcas a través de su alimentación. El trabajo, publicado en la revista Science, lo ilustra con dos poblaciones que siguen dietas diferentes aunque comparten el mismo espacio. En el nordeste del Pacífico, al norte de Japón y al sur de la península de Kamchatka, un grupo de estos cetáceos se alimenta de bancos de arenques y otros pequeños peces, mientras la otra población lo hace de grandes animales, como otros mamíferos, delfines, ballenas o focas y también de tiburones. En este grupo, la concentración de PCB es entre 10 y 20 veces mayor.

Titánicas tareas de rescate en La Costa. (Fotos mundomarino.com.ar)

La otra gran vía de envenenamiento es la que va de una madre a sus crías. Aunque los machos tienden a tener una ratio de PCB mayor, en algunas poblaciones son las hembras las que llevan más compuesto dentro, que acaba en la grasa de la leche materna. Es entre estas poblaciones, como las que viven frente a las costas de Brasil o la treintena de orcas que se mueven por el estrecho de Gibraltar. donde el modelo dibuja un futuro más negro.

Además de las poblaciones existentes, la concentración de PCB, su persistencia en el medio o la larga vida reproductiva de las orcas, que conlleva el riesgo de transferir el plástico a su descendencia, el modelo incluyó otros factores como el hecho de que, hasta ahora, se han retirado de la circulación unas 600.000 toneladas de líquidos y equipos que contienen PCB. Según el Programa de Naciones Unidas para el Medio Ambiente, aún quedan otros 14 millones de toneladas de materiales con este compuesto por neutralizar (PDF).

Con todos esos datos, y sin que otras variables afecten negativamente a las orcas, nueve de las 19 poblaciones que quedan habrán colapsado para finales de siglo. Y la mayoría de las orcas supervivientes dependerán de lo rápida y eficiente que sea la retirada del policloruro de bifenilo.

 

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