Muere Landrú, cultor de la ironía más fina

A los 94 años, el maestro de los dibujos de líneas despojadas y textos simples pero efectivos, falleció en la ciudad de Buenos Aires, luego de más de 60 años de un ingenio con el que retrató la vida política y social de los argentinos.

Landrú, o Juan Carlos Colombres, como figura en su documento, inició su carrera en 1945 y publicó su última viñeta en 2008, en el diario Clarín

Era dibujante y así quería que lo reconociesen. Fueron sus dibujos su marca de identidad más reconocible. Un pequeño gato, como un sello, acompañó cada una de sus tiras, llenas de personajes populares como María Belén, Alejandra, Si JonasFofolfi o Tía Vicenta, tal vez el más popular. Así se llamó de hecho la revista que Landrú fundó en 1957 y que llegó a vender 50.000 ejemplares.

Tía Vicenta cultivó el humor político pero no de forma corrosiva, lo hizo de modo algo infantil, una forma de convivir con la dictadura que derrocó a Juan Domingo Perón. Sin embargo, las ironías de Landrú y la costumbre de comparar a los políticos con animales fue demasiado para el dictador Juan Carlos Onganía. La portada donde el militar apareció representado como una morsa fue demasiado para el poder.

“Un gran y buen hombre, el creador de una gran obra de humor se ha ido. Pero sus textos, viñetas y personajes nos ayudarán a recordarlo todos los días y a seguir riendo. Como él querría, que el humor siga presente en nuestras vidas”, escribieron los responsables de la Fundación Landrú en su página web.

Las marcas surrealistas de su estilo fueron constantes en toda su carrera. Ahora sus dibujos decoran la estación Callao de la línea B del subte de Buenos Aires y una fundación cuida su legado como historietista.

 

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