Crimen del chef en Pinamar: hay tres detenidos, uno imputado por homicidio

En el marco de la investigación por el crimen del chef de Pinamar, Nicolás Tapia, acontecido en marzo pasado, personal de la policía bonaerense de la Delegación Departamental de Investigaciones (DDI) procedió a la detención de tres personas, entre ellas, la de un hombre de 38 años imputado como autor del homicidio.

La víctima, que trabajaba como cocinero en el hotel Zentiva, había sido hallada sin vida el 26 de marzo último en su departamento de calle Sirena, totalmente desnudo y con decenas de puñaladas en varias partes de su cuerpo, según la contabilización pericial, un total de 40.




Paso a paso del accionar policial y judicial en la causa del crimen del chef en Pinamar

Luego del llamado al 911 que notificó a las autoridades del hallazgo sin vida de Tapia en el edificio denominado CAFI II, el fiscal a cargo de la causa, Juan Pablo Calderón, inició la investigación coordinada entre la policía y personal judicial que derivó en las detenciones concretadas a principios de este mes de abril.

El imputado por el crimen del chef quedó identificado como Marcelo Rubén Cabrera, oriundo del partido bonaerense de Quilmes pero quien residía en el distrito de Pinamar desde hace tiempo, específicamente en la localidad de Ostende.

 

Marcelo Rubén Cabrera, oriundo de Quilmes, quedó imputado por el homicidio de Nicolás Tapia.

 

En primer lugar personal de la DDI en Villa Gesell, efectivos de la comisaría primera de Pinamar y recursos humanos de la DDI de Dolores se abocaron a la recolección de pruebas y al análisis de diversas grabaciones de cámaras de seguridad, tanto privadas como públicas, para reconstruir los momentos previos y posteriores al hecho.

En consecuencia, integrantes del área científica de la policía inspeccionaron y recolectaron pruebas en la escena del crimen y desde el centro de monitoreo de Pinamar aportaron imágenes que resultaron determinantes, ya que permitieron establecer el camino de fuga de quien quedaría finalmente imputado por el asesinato.

Después de eso se dio intervención a la división tecnológica de la policía, que analizó el uso de las redes telefónicas y a través de las antenas desenmarañó el trayecto del homicida.

 

 

El análisis de las redes sociales

Además resultó clave el análisis de diferentes cuentas en redes sociales, a partir de las cuales los investigadores pudieron identificar el entorno social en el que se movilizaba la víctima, quien frecuentaba un grupo social de gran actividad.

Tras recepcionar diversos testimonios, que la policía calificó de sumo interés probatorio, las autoridades pudieron dilucidar que en la noche previa al homicidio, la victima habría concurrido a un domicilio de Ostende que años atrás había sido allanado por venta de estupefacientes.

 

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La primera detención: un vendedor de drogas

Solicitada la correspondiente orden de allanamiento sobre ese inmueble de Ostende -aprobada por el juzgado de garantías a cargo de Leopoldo Mancinelli unas 24 horas después del crimen-, la policía requisó el lugar e informó sobre el hallazgo de una cantidad importante de drogas además de proceder a la aprehensión de una persona mayor de edad que había tenido contacto con Tapia.

Mientras que ese sujeto quedó alojado en una comisaría de Dolores y enfrenta cargos por infracción a la ley 23.737, la investigación se enfocó en otro hombre que fue visualizado mediante las citadas cámaras de seguridad municipales en las inmediaciones del edificio donde residía la víctima.

Luego, al realizar un relevamiento de cámaras privadas de la zona, se observó a ese sujeto alrededor de una hora después pero vestido con otras prendas, lo que llamó la atención de los investigadores.

 

Pinamar

 

Seguimiento y rastrillaje clave

En ese seguimiento también se pudo observar que el hombre se descartó de un objeto, por lo que se dispuso un minucioso rastrillaje del lugar tras lo que se encontró un juego de llaves debajo de un arbusto.

Posteriormente se determinó que ese juego de llaves pertenecía al departamento de la víctima, quien a la vez compartía ese inmueble con una amiga; y se comprobó que la ropa que utilizada el sujeto era la del propio Nicolás Tapia.

En base a esas primeras imágenes, la policía comenzó a realizar un seguimiento de la persona, quien se dirigió caminando hacia la localidad de Ostende y en el camino procedió a descartar las prendas que llevaba. Pese a que en un momento dado se lo perdió de vista, los investigadores trabajaron en forma inversa y comenzaron a buscar al imputado en los registros fílmicos en horas más tempranas: así pudieron determinar que el sujeto había echo el mismo recorrido desde Ostende hacia Pinamar para luego quedarse en las inmediaciones del edifico donde vivía el chef y en donde ocurrió el crimen, incluso hasta momentos antes de retirarse la amiga de Tapia.

 

 

Víctima y asesino en comunicación previa

Para la policía, quedó de manifiesto que la víctima y el asesino mantuvieron una comunicación mediante teléfono o alguna aplicación, para acordar el momento en que el agresor debía ingresar al edifico, ya que todas las pericias indican que se conocían y que el crimen no tuvo lugar en el marco de un robo: solo se halló el faltante del teléfono celular de Tapia.

Durante los ocho días posteriores al crimen, mientras el imputado como autor permanecía prófugo, la policía logró obtener una declaración que exponía a una persona relacionada a la comercialización de drogas con el homicidio de Tapia, determinándose además su número telefónico.

Al realizar un cruce de información sobre los abonados, se constató que los mismos habían estado en línea en el momento y en el lugar del hecho.

En base a esos elementos, el fiscal a cargo de la causa ordenó tareas encubiertas para observar al sujeto bajo investigación y, ante la posibilidad de que se fugara, se procedió a su aprehensión de urgencia el pasado 3 de abril.

 

 

Al momento de la detención, Cabrera lleva colocadas un par de zapatillas del mismo modelo, talla y suela que la policía había fotografiado en el lugar del crimen.

Incluso, según lo detallado por fuentes policiales en contacto con Telégrafo, esa indumentaria tenía manchas compatibles a sangre.

 

 

Posteriormente, el juzgado de garantías ordenó requisar el domicilio en donde residía el acusado, donde se dispuso la aprehensión de una mujer de 29 años derivada finalmente a una comisaría de la ciudad de Castelli.

Actualmente se encuentran todos en calidad de detenidos, Marcelo Rubén Cabrera imputado por el delito de homicidio calificado por alevosía, la mujer por el delito de encubrimiento agravado y el tercer sujeto por infracción a la ley de drogas.




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