A cinco días de la desaparición del submarino, la Armada confirmó que el capitán del ARA San Juan reportó en una de sus últimas comunicaciones, el miércoles, un “principio de avería en las baterías”, pero que consideró “normal” la notificación.

La desazón crece entre los familiares de la tripulación, compuesta por 44 tripulantes. El mal tiempo ha vuelto casi imposible los rastrillajes por agua y los radares de las aeronaves son poco fiables con olas de 6 metros y vientos de 75 kilómetros por hora.

 

 

Este lunes era la fecha límite para su arribo al puerto de Mar del Plata, una evidencia de que la nave no tiene sólo un problema de comunicación, como especularon los rescatistas en un primer momento, lo tiene también con la propulsión.

Uno de los voceros de la fuerza, Gabriel Galeazzi, aclaró que las averías de ese tipo son “normales”, se informan “a cada momento” y que pueden no tener relación alguna con la pérdida de la nave en alta mar. No son además las que el submarino utiliza para salir a superficie y renovar su oxígeno.

El miércoles, tras el aviso, la Armada le ordenó que ponga fin a sus tareas de control de pesca ilegal y ponga proa a Mar del Plata por el rumbo más corto.

Las señales de esperanza recibidas el sábado, por otro lado, se han apagado. La Armada también confirmó que las siete llamadas satelitales detectadas no pertenecen al ARA San Juan, perdido en el Atlántico sur desde hace cinco días.