Es una de las conclusiones del estudio elaborado por la Agencia Internacional de la Energía (AIE), la Agencia Internacional de Energías Renovables (IRENA), la División de Estadística de las Naciones Unidas (UNSD), el Banco Mundial y la Organización Mundial de la Salud (OMS).
Los datos del informe explican que mil millones de personas no tienen acceso a la electricidad, lo que supone el 13% de la población mundial.
Tres mil millones, el 40% de los habitantes del planeta, siguen cocinando con combustibles contaminantes (carbón o madera).
El apartado de energías renovables se corresponde con el 2015. Ese año el 17,5% de toda la energía final consumida procedía de fuentes renovables. Pero solo el 9,6% se corresponde con las «fuentes modernas», es decir, geotérmica, hidroeléctrica, solar y eólica. El 7,9% restante se corresponde con la quema de leña y carbón vegetal, muy contaminantes también aunque sean de origen renovable.
La proyección que se realiza en el informe es que en 2030, ese porcentaje de energías renovables se eleve hasta el 21% (15% con fuentes modernas).
Esa cifra, sin embargo, quedará «lejos del aumento sustancial que marcan las metas» de los ODS. Los especialistas de IRENA ya han advertido de que hace falta que en 2030 se llegue a una cuota del 36% si se quiere cumplir con los compromisos del Acuerdo de París, es decir, se necesita multiplicar por dos la capacidad actual.