Luego de un violento episodio acontecido en torno al velorio que despidió a Lorena Arana este miércoles en Villa Gesell, la fiscal a cargo de la investigación de su homicidio, Verónica Zamboni, confirmó en diálogo con Telégrafo la realización de cinco allanamientos en la región. En uno de esos procedimientos, la policía halló siete proyectiles calibre 22, similares a la bala con la que fue asesinada la mujer la semana pasada.
Para Zamboni, “no hay dudas”. Carlos José Arriola, pareja de Arana e inicialmente aprehendido desde el fin de semana pasado por tenencias de drogas, “es el autor del crimen”. “Son varias las pruebas recolectadas que así lo indican”, sentenció.
“Pedí formalmente su detención en el marco de un homicidio doblemente agravado por el vínculo y por el empleo de arma fuego” confirmó la funcionaria del Ministerio Público Fiscal, a la espera ahora de la determinación que se tomará en el Juzgado de Garantías respecto a esa solicitud.
De los cinco allanamientos efectuados, cuatro fueron realizados en Villa Gesell y otro en la localidad de General Madariaga. Zamboni contó que requirió la realización de esos procedimientos a partir del “testimonio de algunas personas que dijeron que en alguno de esos lugares podría llegar a encontrarse el arma utilizada en el crimen”.
Aunque finalmente el dispositivo de agresión no fue hallado, la fiscal detalló que en el allanamiento realizado en una vivienda “de avenida 10 entre 105 y 106 de Villa Gesell sí se encontraron siete proyectiles, calibre 22, con la punta de plomo, similares a la munición encontrada en el cuerpo de Lorena”.
Según Zamboni, el hombre, de 56 años, residente desde hace muchos años en Villa Gesell, “dormía todos las noches con Arana”. La afirmación de la fiscal ratifica el concubinato en el que vivían Lorena y Arriaga hasta la semana pasada.
La víctima fue hallada en horas de la mañana del último sábado en un médano de la zona de paseo 111 y avenida 27. La autopsia constató que tenía un orificio en el pecho, con una munición alojada en el corazón y una herida cauterizada por el propio disparo con el arma de fuego.