La lista de países que deciden avalar el uso recreativo del cannabis va en aumento y ahora es Luxemburgo, la nación europea ubicada entre Francia, Bélgica y Holanda desde donde se anunció la habilitación para la compra de marihuana.
Hace poco más de mes y medio, Canadá se convirtió en el primer país del G-7 en legalizarla. Antes, Uruguay aprobó dejar en manos del Estado la producción, distribución y venta, y permitió su comercialización en farmacias. En Holanda a partir de los 18 años, es posible adquirir en un coffee shop hasta 5 gramos de hachís diarios para uso personal. En Ámsterdam se vende también a los turistas extranjeros, en el resto del país depende de cada ayuntamiento.
El modelo luxemburgués que pretende despenalizar su producción y uso recreativo para los residentes, no habilita la compra para los extranjeros. «No queremos ese tipo de turismo», zanjaron las fuentes del gobierno.
El anuncio lo realizó el presidente Xavier Bettel, que asumió en 2013 y volvió a ser reelegido esta semana. Su gobierno confirmó el compromiso de despenalizar la producción y legalizar el consumo de cannabis para uso recreativo y, además, dejar de cobrar por el uso de todos los transportes públicos incluyendo tren, autobús y tranvía, y subir el salario mínimo 100 euros hasta los 2.100 euros —el más alto de la UE—.
La ambiciosa agenda social puede sorprender aún en un país en donde tanto el aborto como la eutanasia y el matrimonio homosexual también son legales.
Desde el gobierno explican que la gratuidad del transporte público responde a criterios sociales, ambientales y de mejora del tráfico. Es decir, habrá ahorro económico, menos emisiones de dióxido de carbono a la atmósfera y un aumento del uso de trenes, tranvías y autobuses que aligerará los infernales atascos que encierran a los conductores durante horas.