Plan Cóndor: lo que Estados Unidos sabía

La ONG Archivo Nacional de Seguridad difundió documentos de inteligencia desclasificados por el gobierno de Barack Obama en el que se evidencia no sólo que Estados Unidos estaba al tanto del golpe de Estado que sacudiría a Argentina, sino también de que activistas de derechos humanos reconocidos internacionalmente formaron parte de los objetivos de la represión regional, en el marco del Plan Cóndor.

El informe de la CIA que le llegó al presidente estadounidense Gerald Ford el 5 de marzo de 1976, aún 40 años después, no deja de ser escalofriante. “Un golpe militar contra la presidenta argentina (María Estela Martínez de Perón) puede ocurrir en cualquier momento. Sólo las dudas de algunos oficiales clave paralizan la decisión final. Los preparativos del golpe están listos. Los buques y los integrantes de la Armada ya han sido desplegados en puntos estratégicos a lo largo del país para controlar posibles disturbios después de la toma de poder”, especifica.

Para el Centro de Estudios Legales y Sociales (CELS), la información “agrega evidencia documental a una verdad histórica que en la región se sabía: que Estados Unidos estuvo involucrado en el golpe de (Augusto) Pinochet en Chile y que al menos tenía conocimiento de quiebres institucionales en los otros países de la región y no hizo nada para evitarlos”. Así lo sostuvo el director ejecutivo de la entidad, Gastón Chillier, en declaraciones al diario El País, de España.

Por otra parte, el material también prueba el seguimiento detallado de cada uno de los movimientos del Ejército argentino y de la Operación Cóndor, el plan represivo que pusieron en marcha distintos regímenes militares del Cono Sur para perseguir y asesinar a guerrilleros y opositores políticos y sindicales fuera de sus fronteras.

“El objetivo básico de la misión de los equipos enviados al exterior por la Operación Cóndor era liquidar a terroristas de primera línea. Los no-terroristas también eran candidatos a ser asesinados. El político opositor uruguayo Wilson Ferreira y algunos líderes de Amnistía Internacional fueron mencionados como objetivos”, destaca un informe del 9 de mayo de 1977. Según la CIA, otro de los objetivos previstos “era coleccionar material sobre la pertenencia, localización y actividades políticas de grupos de derechos humanos para identificar y exponer sus conexiones marxistas y socialistas”.

 

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