Los pañuelos verdes de Argentina adornan cuellos, muñecas, mochilas y bolsos de miles de personas que están a favor de una ley que legalice la interrupción voluntaria del embarazo y, este martes se hicieron ver juntos otra vez, en conmemoración del aniversario del primer pañuelazo federal que dio pie a una movilización sin precedentes.
Miles de argentinos volvieron a levantarse en más de un centenar de ciudades para criticar la posibilidad rechazada por el Senado el pasado mes de agosto y hacer oír un lema bien claro: «Educación sexual para decidir, anticonceptivos para no abortar, aborto legal para no morir».
Nuevamente, el mayor de los pedidos de los participantes fue que ninguna mujer vuelva a ir presa por abortar ni ponga en riesgo su vida por hacerlo en la clandestinidad.
A pedido del presidente Macri, los legisladores discutieron el año pasado, por primera vez, una ley que proponía legalizar el aborto libre hasta la 14ª semana. La iniciativa se aprobó en la Cámara de Diputados, pero fue posteriormente rechazada en el Senado.
Así, Argentina quedó igual que estaba: con una ley de 1921 que contempla penas de cárcel para la mujer que interrumpe su embarazo y para el personal médico que interviene excepto en el caso de violación y riesgo para la vida de la madre.