Con el último verano ya en el recuerdo, uno de los referentes de la Unión de Guardavidas de Villa Gesell, Agustín Rossberg, dialogó con Telégrafo para trazar un balance de la reciente temporada y plantear diversas proyecciones gremiales para el futuro.
El período estival 2019 tuvo en vilo a los trabajadores del rubro en relación a la situación vivida con diversos concecionarios del distrito, denunciados por no cumplir con la legislación vigente.
“El sector privado rechaza de algún modo hacerse cargo de esas normas. Y el Estado no cumple en su totalidad con las obligaciones, no genera una presión directa en las Unidades Turísticas Fiscales (UTF) que alquila” razonó Rossberg respecto a los conflictos acontecidos en territorio geselino.
“Hicimos tres manifestaciones en dos UTF en repudio a varias cosas, entre ellas la inacción del Estado y el reclamo legítimo respecto al deber de cumplir con la ley. Hay que entender que tenemos vidas humanas en juego” sumó el vocero de la agrupación.
“La cámara de concesionarios se ampara en que su contrato es más valioso que la norma. Tenemos un legislativo que no legisla adecuándose a las normas. Y en el medio se encuentra el gremio con una lucha colectiva a través de sus manifestaciones, buscando la aplicación de las herramientas y los mecanismos de defensa que tenemos en el Ejecutivo, en el Legislativo y en el Ministerio de Trabajo”, detalló el dirigente sindical.
Más allá de los derechos
Además de los pedidos vinculados al cumplimiento de la ley 14.798 que regula su actividad, Rossberg no le escapa a la responsabilidad que cada trabajador tiene. “La ley es clarísima en las obligaciones: brindar primeros auxilios, asistir, mantener pulcritud, socorrer. Y también tiene la obligación de recurrir al ente correspondiente para denunciar que no puede trabajar en determinadas condiciones. Dependemos del Ministerio de Seguridad, entonces ante un hecho de inseguridad motivado en que no se cumpla con las normas, el trabajador está obligado a denunciar”, sentenció.
Durante las últimas protestas, particularmente la realizada sobre el complejo turístico CapArcona, la Unión de Guardavidas geselina tuvo un revés judicial inicial que luego quedó sepultado por propia determinación de la justicia. “Una jueza emitió una medida de restricción para preservar el cuidado de las personas que se encontraban donde nosotros nos manifestamos, pero luego de recurrir a la justicia, se falló a favor de la Unión de Guardavidas. Nos dijeron que la jueza estaba fuera de lugar. Nosotros llegamos a manifestarnos cuando no hay diálogo”, aclaró Rossberg.
Avances en tiempos complejos
Aunque agrupe al 90% de los trabajadores del rubro en Villa Gesell, al no tener aún personería gremial, la Unión de Guardavidas atraviesa dificultades para discutir salarios e insumos con los empresarios. “La parte privada tiene el derecho de negociar solo con la parte sindical que tiene personería gremial. El Estado está obligado a negociar con todos los gremios. Se cerró un aumento del 42% y se incrementó el mes de trabajo. Fueron logros importantes dentro del difícil contexto”, entendió el dirigente.
“Si bien los haberes en Villa Gesell son bajos y en lo que respecta a las demás playas figuramos ante últimos en la escala del salario básico, hemos conseguido modificar el tema del recibo de sueldo, en donde aparecían códigos que no sabíamos que eran, teníamos una antigüedad escalonada cada cinco años y ahora el 1% de antiguedad se aplica por año retroactivo. Y vamos por el 3 por ciento”, describió Rossberg.
“Logramos sortear 25 años de negociación con un sindicato como el Sugara y aunque en la Federación Argentina de Guardavidas hay peleas individuales, se vienen consiguiendo cosas muy fuertes. La UGVG fue generando los proyectos necesarios para que el legislativo del distrito autorice el ingreso por concurso, las seis horas de trabajo con opción de trabajar nueve, cuando antes se obligaba a trabajar 10 horas seguidas y sin franco. El balance es positivo en lo gremial”, afirmó el titular del sindicato.
La lucha contra el individualismo
La prosperidad de un espacio gremial depende mayoritariamente de la unión de sus integrantes. “El individualismo genera grietas y se sostiene en realidades como la actual, con la precaria situación económica presente. Se vive una especie de lucha en donde retroceder es lo común y avanzar es un milagro” analizó Rossberg sobre la complejidad del desarrollo de un espacio sindical.
“En el último tiempo hemos logrado 22 incorporaciones al Estado municipal. Y logramos meter dos guardavidas por turno al menos en los meses de enero y febrero. Muchos jóvenes nuevos han sido contratados por poca plata y se van enterando de como son las cosas y cuales son las luchas gremiales recién con el correr del trabajo” graficó el vocero de la UGVG.
Entre lo público y lo privado
Desde que se promulgó la ley años atrás, el municipio de Villa Gesell dispuso implementar el inicio de actividades de 40 guardavidas a comienzos de noviembre y hasta las primeras semanas de abril. Son cinco meses de cobertura cuando antes eran cuatro para un total de más de 130 recursos humanos durante cada verano.
“Viene mucha juventud a Villa Gesell y es un mar complicado. Son 35 kilómetros de playa y ningún privado cumple con los cinco meses de cobertura. Una de las respuestas habituales de los concesionarios es referir al clima cuanto está feo. Ellos están generalmente excedidos de metros de espacio público, te ponen 150 carpas y quieren tener un solo guardavidas. El trabajador está en estado zen hasta que tiene que intervenir” explicó el dirigente sobre la trascendental tarea de los socorristas, muchas veces discutida.
Lo que viene
Conforme avancen los próximos meses, Rossberg anticipó que ante cada verano “se arma una renovación del pedido para cumplir con la ley”. La previa del verano 2020 no será la excepción.
En ese sentido, reconoció: “Tenemos diálogo con el Estado, venimos negociando la implementación de un nuevo convenio de trabajo, que data de 1999. Y también la aplicación de normas nuevas, unificando leyes, el convenio colectivo, la ley orgánica del municipio. Hay que argumentar sobre varias leyes”, describió.
Para el titular del gremio, “el Estado es el gran responsable de no generar las modificaciones necesarias para elevar un proyecto al legislativo respecto a las ordenanzas que regulan la actividad en las UTF. No puede contestar que hay un contrato que tiene que respetar” argumentó Rossberg.
“Cada vez es más difícil lidiar con los empresarios privados. Todos los guardavidas tenemos que discutir con un empleador por separado. Son 47 empleadores distintos. De alguna manera debe empezar a generarse un proceso de municipalización. El estado es el responsable del frente costero y es el que alquila los espacios” explicó.
“Si uno se fija lo que se destina del PBI a seguridad en playa, el porcentaje no existe. Y si en la playa no hay guardavidas, la playa no funciona. El guardavidas no está y no hay temporada”, concluyó Rossberg para dejar en claro una vez que la presencia de los socorristas es fundamental.